La importancia de llamarse Ernesto
Oscar Wilde
Primer Acto
Escena I
(Tocan en el piano.
Termina y entra Al, está parado ahí Simón, el mayordomo. Al se sienta en una
poltrona.)
Al
Simón, ¿qué te ha
parecido lo que toqué en el piano?
Simón
No escuché nada,
Señor.
Al
Pero, ¡si estabas
aquí!
Simón
¿No nos han entrenado
para no oir nada, Señor? ¡Na-da!
Al
Pues no tengo una
buena técnica, lo mío en el piano es la emoción… La precisión y el cálculo lo
dejo para la vida… Hablando de cálculo, ¿están listos los sandwiches de pepino
para mi tía Augusta?
Simón
Iré a ver, Señor. La
cocinera estaba en eso esta mañana.
(Sale Simón. Se oye
un timbre)
Al
¿Será mi tía, tan
temprano?
(Entra Simón)
Simón
Señor: Lo busca un
notario, el Señor Payment.
Al
Dígale que no estoy.
Simón
Señor, me dice que
acaba de verlo asomarse por la ventana hace unos minutos.
Al
¡Maldito chusma! Está
bien, hazlo pasar, Simón.
(Entra el notario)
Notario
Señor Fairfax
(Al hace un gesto de desprecio)
He venido hasta aquí
para notificarle que el Banco de London no tendrá más paciencia con usted. Si
no paga la deuda que tiene en siete días, procederá a actuar judicialmente y
embargará esta casa y todos sus bienes.
Al
¿Pero quién se cree
que es usted? Venir al hogar de un Lord y presentarse con esa insolencia,
¿acaso quiere que llame a la fuerza pública para que lo arreste ahora mismo?
Notario
(Temeroso) No, Señor.
Yo sólo soy un mensajero. Le ruego que se presente en las oficinas del Banco a
fin de regularizar su situación, porque de lo contrario…
Al
(Desafiante) De lo
contrario, ¿qué?
Notario
Na na nada, Señor.
Firme aquí la notificación…
Al
¡No firmo nada! ¡Y
usted se retira ya de mi casa! ¡Simón, Leicester, saquen a este sujeto de aquí
ya mismo! Está amenazándome de muerte. (Grita
como una mujer de modo gracioso) ¡Ay, ay, no me mate, señor notario!
(Entran Simón y Leicester, la cocinera y una ayudante de cocina, con
escobas y lo sacan entre los cuatro a escobazos.)
Al
¡Qué barbaridad! ¿Más
cuentas? ¿Cómo pretenden que pague mis deudas si todos los días me van
agregando nuevas?
(Entra Simón)
Simón
(Haciendo reverencia) El
Señor Ernesto Bortin. (Se da vuelta y
hace una seña con la vista. Entra Ernesto)
Al
Mi querido Ernesto,
¿qué te trae por la ciudad?
Jack
Pues el placer, amigo Al. ¡Qué raro tú comiendo! Dame uno de
ésos.
(Extiende la mano para tomar un sandwich, pero Al se los retira)
Al
¡Osooooo!
Jack
No
pensarás comerte todo eso solo, ¿no?
Al
No,
no. Están por llegar mi tía Augusta y la linda Güendolin. Así que ya tienes que
irte.
Jack
¿Güendolin?
¿Irme?¡Ni loco! No me sacan de aquí ni
con una topadora…
Al
Pues
tendrás que irte porque mi tía Augusta se molestará mucho de verte. Es una
vergüenza cómo coqueteas con Güendolin (Lo
imita) “Señorita Güendolin, sus ojos son como luceros que iluminan mi
camino… (deja de imitarlo) Un día los
cerró y se hizo bolsa contra un pino, jajajajajajaja”
Jack
¡Basta
ya!
(Al sigue haciendo mímica, ahora hace que la
tiene en sus brazos, la inclina hacia atrás y pone la boca para besarla)
¡Yo no coqueteo con
Güendolin! ¡La amo!
(Al hace que toca un
violín)
Vine a la ciudad
precisamente para proponerle matrimonio
Al
Ah, ¡creí que habías venido a la ciudad por placer!
¡Pero viniste por negocios!
Jack
No entiendes nada del
amor, Al. Eres un ser despreciable románticamente hablando
Al
¿En qué otro sentido
no lo soy?
Jack
Tienes razón. Ese
invento de que tienes un amigo Bunbury, que se enferma gravemente cada vez que
las cosas se te complican aquí, es despreciable… ¿Cuántas veces huiste de los
acreedores, fingiendo una visita a Bunbury, para no pagar las deudas? Yo diría
que ese Bunbury es el mismo diablo que te recibe encantado. O mejor, tú mismo
eres el diablo y te retiras a tu reino… jajajaja
Al
¿Y Borghi?
Jack
¿Eh?
Al
Quiero decir… ¿Y tu
amigo Jack? ¿Quién está libre de arrojar la primera piedra? (Saca una cigarrera del bolsillo) ¿Qué
significa esta dedicatoria en la cigarrera que olvidaste aquí ayer por la
tarde? (imitando voz femenina) “Para
mi querido tío Jack, de su pequeña Cecily”… Explícame una cosa… ¿quién es esta
amada y pequeña Cecily? ¿Tío Jack? ¿Por qué una pequeña Cecily te llama “Tío
Jack”?
Jack
Eh, eh, es una tía…
(Al lo mira con cara de descreído)
Eso es, ¡una tía! ¿No
te dije que tengo una tía? Una tía que es, es, es… enana. Por eso me dice:
pequeña.
Al
¿Y te dice “tío”? Ja,
una tía le dice tío, qué original, qué gracioso… Y además, no te llama
“Ernesto”, sino Jack… (Con voz de Tweety)
¡Me pareció ver un lindo gatito! (Sueña detrás “Somos los piratas… de los
Decadentes)
Jack
No, no seas
desconfiado, Al. No todos somos como tú. Lo que ocurre es que mi nombre es
“Jack”.
Al
¿Jack? ¡No puede ser!
Si todo el mundo te conoce como “Ernesto”! ¿Qué es ese invento de Jack? Firmas
como Ernesto Bortin, tus tarjetas personales dicen Ernesto Bortin, ¡tienes una
cara de Ernesto Bortin que te caes! Es ridículo que digas que eres Jack. Ven
aquí, mira mi agenda, (Le muestra un cuaderno) aquí estás “Ernesto Bortin.
Edificio Albania, 24 Kensington Road…”
Jack
Sí, sí, amigo, todo
eso es cierto. Pero también es cierto que soy Jack. Soy Ernesto en la ciudad y
Jack en el campo. Y Cecily es la sobrina del hombre que me adoptó cuando era
niño, y me legó su fortuna con la condición de que yo fuera el tutor de Cecily…
Al
¿Y cuántos años tiene
esa Cecily que te heredará? (Libidinoso)
Jack
Muy pocos para tí. Y,
por otra parte, tú eres amigo de Ernesto y no de Jack, por eso jamás estarás
invitado a mi casa de campo donde vive Cecily… ¿Lo tienes claro?
Al
Sí, (Aparte) ¡Ya lo veremos! (A Jack) Lo que
no entiendo es por qué tienes, como yo, un doble. Bueno, el mío es el amigo
Bunbury… pero en este caso Ernesto y Jack son la misma persona…
Jack
Es simple, cuando uno
es un tutor, como yo lo soy de Cecily, debe dar el ejemplo, debe ser una
persona intachable, responsable, cuidadosa con el dinero, no debe salir ni
emborracharse, ni coquetear con mujeres fáciles, ni … ni… en fin, ¡divertirse!
Lo único que hago es usar el nombre de Ernesto cuando gasto, cuando salgo, y
luego llegan las cuentas al campo a nombre de Ernesto. Entonces, sólo me
lamento: ¡Este hermano trotamundos, tarambana, que no hace más que conquistar
mujeres y despilfarrar mi fortuna!
Al
¿Ernesto eres tú
cuando te portas mal? ¿Le haces creer a todos que tienes un hermano que se
porta terriblemente y en realidad eres tú mismo? ¡Es perfecto! Jajajaja, sí que
eres hábil, amigo…
Jack
No lo creas, porque
ya empieza a preocuparme el interés que Ernesto, ese hermano descarriado, genera
en mi pequeña Cecily. ¡Ella fantasea con conocerlo! Además, si Güendolin acepta
casarse conmigo, Ernesto morirá instantáneamente. Ya sabes cómo debe actuar un
hombre casado.
Al
Lo sé, ¿por qué crees
que no me caso? ¡Me resistiré siempre a abandonar a mi amigo Bunbury! Un hombre
que no bunburea, no tiene derecho a llamarse hombre. Y si tú crees que debes
dejar de bunburear porque te casas,
entonces bunbuneará tu esposa… jajajaja
(Entra Simón)
Simón
Señor, la Señora
Brucknell y la Señorita Güendolin
Al
¡Tía Augusta, ven
aquí!
(La besa de un lado y del otro, se la lleva a un costado.Mientras
tanto, se ve a Jack tomándole las manos a Güendolin y besándola en la mejilla)
¿Cómo has estado,
tía? ¡Qué alegría verte! Dejame convidarte uno de tus sandwiches favoritos.
¡Son de pepino!
Tía Augusta
Mi querido sobrino…
Tienes muchos defectos, pero sabes cómo consentirme… ¡Qué buen anfitrión eres!
Jack
¡Güendolin! Necesito
hablarle seriamente. Permítame aprovechar esta ocasión. (Duda, ella lo mira tres segundos, él no
dice nada, ella hace una cara inquisidora.) ¿Vio qué lindo día hace?
Tía Augusta
¡Güendolin, ven aquí,
prueba uno de estos sandwiches!
Güendolin
Voy, madre. (Se da vuelta y va a dar el primer paso)
Jack
No, espere, señorita
Güendolin, tengo que decirle algo.
Güendolin
Si es por el día que
hace, es igual a todos los anteriores y a todos los que vendrán, Señor Bortin. (aburrida)
Jack
(Se interpone entre ella y la dirección que tomaba hacia Augusta, le
toma la mano, la hace girar) No, espere, espere, tengo algo que decirle… En
serio… Siéntese .
Lo que quiero decirle
es que desde que la conocí… Em em…
(tiembla)
Güendolin
Ay, Señor Bortin… Sé
lo que quiere decir… no hace falta que me diga nada, desde que yo lo vi a
usted, no hago otra cosa que encenderme en deseos de besarlo. Me resulta un
hombre tan atractivo, tan sensual, tan fuerte e interesante… Pero su nombre… Su
nombre es lo más excitante… “Ernesto”. Siempre he tenido el ideal de casarme
con un hombre llamado Ernesto. No puede sonar más masculino… Er-nes-to… (Mientras tanto se le acerca y aleja, lo
acaricia y lo suelta) Su nombre vibra con el sonido de la selva, y es también
una galera, un palacio… Mmm, me imagino tatuándome “Ernesto” en, en… (busca en su cuerpo, de pronto se da vuelta
y dice: ¡Aquí! (se señala la cola).
Jack
(Se toma el corbatón como si se estuviera ahogando) Señorita
Güendolin, deténgase… Me va a dar un ataque al corazón.
Güendolin
Eso quiero, Ernesto, (le toma la mano y se la pone sobre el
pecho) Tome mi corazón…
Tía Augusta
¡Güendolin!, ven
aquí, mira este libro que me muestra tu primo…
Jack
Señorita Güendolin,
¡deténgase! Dejeme decirle, antes de que venga su madre… Quisiera decirle que Yo…yo… ¿Es cierto que
usted me ama, Güendolin?
Güendolin
Apasionadamente.
¡Ernesto mío! Con ese nombre, ¿cómo no
amarlo?
Jack
¿Usted quiere decir
que si no tuviera ese nombre, no me amaría?
Güendolin
¡Pero de qué se
preocupa, si usted tiene ese nombre, mi querido Ernesto!
Jack
Pero yo no estoy tan
seguro. No sé si me gusta, no sé si me sienta bien ese nombre…
Yo creo que mejor me
iría un nombre como “Jack”, por ejemplo…
Güendolin
¿Jack? Jajajaa, de
ninguna manera. Usted tiene cara de Ernesto. Jack es muy vulgar…
Cualquiera se llama
Jack. Si mi marido se llamara Jack, (Se
acerca a su boca, casi a besarlo, y abrupta se aleja) jamás tendría deseos
de besarlo…
Jack
Entiendo, entiendo.
Pues entonces tendré que apurar el bautismo…. Digo el casamiento.
Güendolin
¿Casamiento? ¿Me
habló usted de casamiento?
Jack
Pues, claro, usted me
ama y yo la amo, ¡Cásese conmigo, entonces! La besa.
(Entra Tía Augusta)
Tía Augusta
¿Qué significa esto?
¡Por todos los santos, es un
escándalo! ¡Señor Bortín!
¡Güendolin!!!!!!
(A Al) Alfred, ¡Explícame esto! Esta casa es una estancia infernal!
¿Cómo permites que suceda algo así?
¡Güendolin, al coche.
Espérame en el coche, y no digas ni una palabra!
(Güendolin, después de pararse frente a su madre, luego frente a Jack,
lo mira largamente. Y sale llorando).
Al
¡Tranquilicese, tía!
Puede dañar su corazón esta situación.
Tía Augusta
¿Dañar mi corazón?
Primero va a dañar tu cabeza, si no te callas, me das un buen trago y nos dejas
solos al caballero y a mí en este instante.
(Apagón)
Escena II (Primer Acto)
Tía Augusta
Tráeme la pluma, el anotador
y esfúmate.
Al
Póngase cómoda, tía. (Le acomoda un almohadón detrás de la
espalda) Aquí tiene. Sea usted compasiva, se lo ruego. Es un gran amigo.
Tía Augusta
Hasta aquí llegó tu
participación, Alfred.
Al
Enseguida. Sólo pasó
al cuarto de baño a “refrescarse un poco”. ¡Simón! Aquí viene.
Simón
Señora Brucknell, el
señor Bortin.
Jack
Buenos días, Señora
Brucknell.
Tía Augusta
¿Tengo que recordarle
que ya me saludó? Veremos si los días son buenos para usted. Tome asiento,
voy a hacerle unas preguntas.
Jack
Estoy bien así,
prefiero estar de pie. La escucho.
Tía Augusta
¿Fuma usted?
Jack
Bueno, tengo que
reconocer que sí fumo.
Tía Augusta
Me gusta. Está muy
bien que tenga algún vicio. Es necesario. No sería creíble un hombre que no lo
tuviera.
(Jack pone cara de sorpresa)
Yo creo que un hombre
que se casa debe saberlo todo o no saber nada. ¿Usted a qué grupo pertenece?
Jack
Al de los que no
saben nada
Tía Augusta
Así me gusta. Se
llevará muy bien con el matrimonio si empieza así.
¿Cuántos años tiene?
¿De qué propiedades y qué renta dispone?
Jack
Treinta y cinco. Y
una renta de veinte mil libras en inversiones. Tengo una casa de campo, con
unos mil acres de tierra, pero no dependo de eso para vivir.
Tía Augusta
No pretenderá que mi
hija tenga que vivir en el campo… Me imagino que tiene una casa en la ciudad.
Jack
Sí, la tengo en
Belgrave Square.
Tía Augusta
¿Qué número?
Jack
149 de Belgrave
Square. (Belgrab scuear)
Tía Augusta
No es la zona que está
de moda de Belgrave Square. Algo malo tenía que tener…
¿Viven sus padres?
Jack
No, lamentablemente
he perdido a mi madre y a mi padre .
Tía Augusta
¿A los dos? Que haya
perdido a uno, podría ser una cuestión de azar. Pero a los dos, da la impresión
de cierta culpa suya… ¿De qué murieron? ¡Tenga cuidado con lo que dice! Tengo
allegados en la fuerza policial…
Jack
No lo sé.
Tía Augusta
¿No lo sabe? ¿Qué
clase de hijo es usted? ¿Cómo que no lo sabe?
Jack
Es que, técnicamente,
yo no perdí a mis padres, sino que ellos me perdieron a mí. El difunto Señor Camdel me encontró y me crió
como a un hijo, pero nada supo él de quienes me dieron la vida.
Tía Augusta
¿Qué quiere decir con
que “lo encontró”?
Jack
El Señor Camdel me
encontró en un bolso de mano en la Estación Victoria de Londres, junto al sitio
en que se compran los billetes.
Tía Augusta
¡En un bolso de mano!
¡En una estación de trenes! ¡Esto es inadmisible!!!!!! ¡Nunca oí algo igual!
Escucheme, jovencito, o usted se consigue para la semana próxima un padre y una
madre respetables o se olvida para siempre de Güendolin. ¡Quién se ha creído!
¿Usted cree que el señor Fairfax (Ferfax) y yo casaremos a nuestra única hija
con un bolso de mano? ¡De ninguna manera!
Tiene siete días, se lo advierto! (Se
levanta, voltea y sale enojada, con su bastón golpeando fuerte el piso)
(Cierra
el telón o apagón)
Segundo Acto
Escena I
(Misma casa, Al y Jack, toman licor, con aire de preocupación)
Jack
Y bien, ¿qué puedo
hacer amigo? Esto es imposible de resolver.
Al
No, no, es muy fácil.
Te equivocas, te bunburizas por un tiempo entre taberna y taberna y pronto se
van las preocupaciones. Y si te bunburizas un poco más en los cabarets, en una
semana ya ni te acuerdas de quién era Güendolin.
Jack
¡No seas desalmado! ¡No
tienes idea de lo que dices!
(Entra agitada Güendolin, detrás
viene Simón)
Güendolin
¡Amor mío, Ernesto!
Jack
¡Güendolin!
(G. y J se toman de las manos)
Simón
(A Al) Discúlpeme señor, no pude detenerla.
Al
Está bien, Simón,
puedes retirarte
Jack
¿Qué haces aquí,
querida?
(Al se retira un poco hacia atrás y hace que lee un libro)
Güendolin
Ernest, he sabido de
tu reunión con mi madre, me ha contado la historia de tu abandono. ¿Es cierto
que no tienes padres? (Le acaricia la cara) Ay, mi querido, ¡pobrecito! Se me
parte el corazón. Si antes te amaba, ahora la pasión se enciende más todavía. Mi madre no consentirá nuestro enlace, lo sé,
conozco su obstinación, pero nada alterará mi eterna devoción hacia tí. No me
dejará verte, pero te escribiré. Tengo tu dirección de la ciudad, pero no la del
campo. Dímela (Extrae un pequeño diario
del bolsito. Jack mira hacia atrás a Al para evitar que escuche, se lo dice de
cerca en voz baja, ella escribe. Termina y lo mira a los ojos) Te
escribiré, amor mío.
(Él la abraza, ella baja la
mano más cercana al público, en la que tiene el
anotadorcito. Mientras dura el abrazo, Al se acerca sigiloso y lee la
dirección y se la anota sobre la piel).
(Se va cerrando el telón y sale Al hacia el proscenio.)
Al
¡Simón! Ven aquí. (se adelanta Simón y queda completamente
cerrado el telón detrás de ellos) Prepara el equipaje, que nos iremos a
bunburear a la casa de campo de nuestro amigo Ernesto. Creo que allí nos
divertiremos.
Escena II (Segundo Acto)
(Fondo de campo. Flores y árboles. Galería cubierta pero en contacto
con el paisaje. Cecily, y la señora
Prim.)
Cecily
Yo hube soñado, tu
hubiste soñado, él hubo soñado, nosotros…
¿Usted cree, señora
Prim, que algún día mi querido tutor, el tío Jack, invitará a su hermano
Ernesto para que lo conozcamos?
Prim
No lo creo, señorita.
Yo hace veinte años que vivo aquí y jamás nos visitó. Pero no me parece que sea buena idea que usted lo conozca. No
quiero perder la prudencia, pero debo decirle mi querida alumna, que ese hombre
es un sujeto disipado, que despilfarra en placeres toda la fortuna de su
hermano.
Cecily
Pero tío Jack dijo
que es un gran viajero el Señor Ernesto. Que conoce todo el mundo, que los
artistas de variedades lo conocen y lo invitan a sus estrenos, que todas las
damas lo pretenden…
Prim
Cuidado, Señorita.
Ese espíritu soñador que usted tiene, esa imaginación que cultiva leyendo tanto
libro fantasioso, podría perderla. Deje
de pensar en el señor Ernesto y concéntrese en los verbos.
(Entra una criada)
Criada
El servicio de té
está listo, Señora Prim. El Señor Bortin desea que interrumpa la clase y
comparta el té con él y con sus dos discípulas.
Malory
¡Buena!
Prim
¡Señorita! ¿Qué son
esos modales?
Malory
Le pido disculpas,
Maestra Prim. Es que me emociona tomar el té ¡aquí y con el dueño de casa!
Cecily
Querida, te he dicho
que mi tutor es un hombre serio. Un verdadero caballero y tú eres una niña.
Deja de fantasear con él, o no te invitará más a que compartas las clases
conmigo.
Malory
No le digas nada, te
lo ruego. (Aparte) Ya verás cómo se
le van los ojos con mis rodillas (se levanta la falda) Además, a tí te gusta su
hermano que no es mucho más joven…
Cecily
¡Sí lo es!
Malory
¡No lo es!
Prim
Basta ya, niñas.
Compórtense. Guarden los libros. Y esperen aquí que iré a avisar que ya traigan
el servicio.
Cecily
Ay, Malory, ¿Qué
dices tú? ¿Podré conocer algún día a Ernesto, el hermano aventurero de mi
tutor? ¿Crees que habrá viajado en globo alguna vez?
Malory
Es posible. Quizá
haya comprado elefantes para atravesar los desiertos del África.
Cecily
¡Tienes razón! Y
tendrá un caballo blanco y una lanza para combatir dragones?
Malory
Creo que nos fuimos
al carajo.
Cecily
¿Eh? ¿Qué dijiste?
Malory
Que me parece que es
cierto que tus lecturas te vuelven un poco fantasiosa…
Cecily
¿Qué tiene de malo
leer, Malory? A tí te vendría bien.
Malory
¿Crees que si leyera
un poco tu tío se fijaría en mí?
Cecily
¡Basta con eso! Los libros me han dicho a mí qué es lo que me
espera. ¿Recuerdas esa novela “Lazos de amor” que leí el mes pasado? Pues allí
el héroe se llamaba “Ernesto”. ¡Era incomparable! Desde entonces, supe que mi
destino estaba ligado a un hombre llamado Ernesto. Y qué casualidad, ¿no crees?,
¡el hermano de mi tutor se llama así!
Malory
¡No te digo! Por las
dudas, ni intento leer, mira si se me meten en la cabeza ideas como ésa!
(Entran la criada y la Señora Prim con una bandejas con una tetera, tazas
y otra con biscochos)
Prim
¡Niñas, no fueron a
lavarse las manos todavía! Lleven los libros a la biblioteca y lávense las
manos. ( Con la criada preparan la mesa.Toma
la tetera y ubica las tazas para servir)
(Entra Jack. Va leyendo una carta. Las niñas lo chocan)
Jack
Sobrina, ¿Qué es
tanto apuro? Ven a tomar el té conmigo…
(ellas ya salieron) ¿cómo van tus estudios?
Prim
Excelente, señor. Hizo
muy bien usted en permitirle a Malory que se sumara a las clases . Cecily ahora
muestra más ganas de estudiar.
Jack
¡Qué buena noticia,
Señora Prim! (Mira lo que hay sobre la
mesa. A la criada, que está de pie junto a la mesa) ¿No han traido
tostadas? ¿Podría ser tan amable de ir a buscar tostadas y manteca?
Criada
Sí, señor.
Prim
Yo iré a buscar a las
niñas. Me temo que demorarán mucho si no voy.
(Salen)
Jack
Ahora sí, mi querida
Güendolin. A ver qué dices… (Abre la
carta. Y Lee. Se oye en off la voz de Güendolin)
Güendolin
“Querido mío, la
espera se ha tornado una tortura. Sé que no puedes presentarte aquí después del
desprecio de mi madre. Pero desespero pensando que no te veré quién sabe hasta
cuándo. Por eso, he tomado el coche de mi padre y voy en tu búsqueda. Para
cuando recibas esta carta, quizá ya esté cerca de arribar a tu casa de campo.
Espero que desees, tanto como yo, que nos veamos. Siempre tuya, Güendolin.”
Jack
¿Viene hacia aquí?
¡Dios mío! ¿Cómo haré para que no descubra mi nombre? ¡Rupert!
Rupert
Señor. ¡Qué se le
ofrece? ¿Qué sucede, que está agitado?
Jack
Rupert, tú me conoces
desde que mi padre adoptivo me trajo aquí. Sabes que soy un hombre honesto.
Espero que lo que te cuente ahora no cambie el concepto que tienes de mí.
¡Debes ayudarme! Si logro salir de este enredo te prometo cumplir lo que me
pidas.
Rupert
¡Cuente conmigo…! Y
también prepárese para cumplir lo que le pida…
Jack
Ven aquí, Rupert,
vamos al estudio y te lo contaré todo.
(Salen. Entra la criada, con la bandeja de tostadas y manteca, deposita
todo sobre la mesa y sale.)
Entran Cecily,
Malory, la Señora Prim.
Prim
Ahora sí, señoritas,
siéntense y tomemos el té, que ya son más de las cinco.
Cecily
Sí, yo quiero té con
leche.
Prim
¿Señorita Malory?
(Entra Simón)
Simón
Damas, el Señor
Ernesto Bortín solicita permiso para unirse a ustedes en esta tarde de sol.
Cecily
¿El Señor Ernesto
Bortín? (Con excitación) ¿Es posible?
Prim
Em, no estoy segura…
Malory
Señora Prim, ¿le
negaría al mismísimo hermano del dueño de casa tomar el té con nosotras?
Simón
¿Señora?
Prim
No, no, no quise
decir eso. Por supuesto, hágalo pasar.
Simón
El Señor Ernesto
Bortín.
(Entra Al)
Al
Señoritas, es una
tarde maravillosa, ¿no lo creen? Apuesto a que tú eres la pequeña Cecily… (la toma de la mano y se arrodilla).
Pero, ¡si no eres tan pequeña! Mi hermano jamás mencionó lo bella que eras.
Querida, dime que no estás comprometida con nadie, o me romperás el corazón.
Malory
(Se refriega los ojos) ¿Es posible lo que estoy viendo? ¿Es que el
Ernesto del libro se hizo realidad?
Cecily
(La codea)Shhh, no me avergüences, querida. Ayúdame. Haz algo para
que pueda quedarme sola con él.
Al
(A Prim) Pues, ¿A quién hay que pedir la mano de esta preciosura?
¿Dónde está mi hermano?
Malory
(Finge una caída desde la silla) Ay, ay, se me ha roto un hueso,
ay, ay, estoy segura (pega unos gritos
graciosos) Necesito ver un médico, ya mismo, ayúdeme, señora Prim.
Prim
¡Querida, qué
desgracia, cómo pudo haber ocurrido! Pero si estaba ahí sentada, muy
quietecita…
(A Simón) Venga, lacayo, auxilie a esta criatura.
Simón
(Tose) ¿Señora, o Señorita?
Prim
Señorita. Jamás me he
casado.
Simón
(Aparte) ¡Lo hubiera jurado! (A
ella)Señorita, entonces, yo no soy un lacayo… sino un mayordomo. Dísculpese
de inmediato.
Prim
Pero yo no dije nada
malo. (Mira a los presentes) ¿Acaso
es algo malo ser un lacayo?
Cecily
(Por lo bajo) ¡Malory! (le
hace gesto de que los saque de allí)
Malory
Ay, ay, ¡ya no
soporto más, llévenme a ver a un médico ya mismo!
Al
¿Podríamos dejar la
discusión sobre los títulos que detenta cada uno para otro momento?
Cecily
Tiene razón, dejen de
discutir tonterías, y vayan ahora mismo con un médico.
(Simón la levanta y la saca de escena, detrás sale Prim. Quedan en
escena Al y Cecily)
Al
¡Al fin solos, mi
querida Cecily!
Cecily
Señor Bortín… ¿O
mejor digo “Ernesto”?
Al
Tutéame, querida. Te
lo ruego…
Cecily
Con todo gusto señor…
Digo, Ernesto… Su nombre… Tu nombre es tan musical, tan
expresivo… Tan literario…
Al
¿Tan literario? Pues
eso suena a romántico… Mi pequeña Cecily, si tú me dejaras, yo podría darle un
destino muy literario a esta reciente amistad… (se
arrodilla a sus pies)
Cecily
¿Usted podría
vestirse con una armadura, y traerme la cabeza de un dragón para que lo
aceptara en matrimonio?
Al
¡Ja ja ja! Bueno, no
sé si tanto, mi pequeña. Pero sin dudas podré hacerte mi princesa, lo cual en
el lenguaje moderno sería pedir tu mano, darte un anillo de compromiso,
llevarte al altar, hacer una boda,
llevarte a Brighton por unos días, y heredar todos tus bienes.
Cecily
¿Oí bien? (hace una pausa para que el público crea que
se horrorizó de que Al se quiera quedar con sus bienes, pero ella no lo
registró) ¿Me harás tu princesa? Ay, querido Ernesto, hasta el día de hoy
no hice sino soñar este encuentro… Por supuesto que seré tu esposa. Estréchame
en tus brazos.
(Al la abraza)
Cierra el telón.
Tercer Acto
Escena I
(La casa de campo. Un interior. Están Rupert y Jack. Entran Prim, y
Simón cargando a Malory.)
Jack
¿Pero qué es esto?
¿Qué le ocurrió a la chiquita? Déjeme ayudarlo, Simón. (Le pasa la niña de mano en mano, Jack se detiene) ¡Pobrecita! (Malory echa la cabeza hacia atrás como
muerta)
Malory
(Levanta la cabeza abruptamente) ¡Me morí! (y vuelve a hacerse la muerta)
Jack
Ven aquí, Rupert. Ayúdame
con ella
Malory
¿Rupert? (Salta de los brazos de Jack y se pone de
pie.) ¡Estoy bien, estoy bien!
Prim
Pero, ¿cómo,
señorita, recién sentía que se había quebrado un hueso!
Malory
Sí, es cierto, es
cierto. (Se agarra del cuello de Jack y
vuelve a saltar para que la atrape en sus brazos)
Jack
Pues, hay que llamar
a un médico urgente. No se va a curar de estar en mis brazos…
Malory
¿Quién dice que no?
Probemos, téngame así unos dos o tres días y quizá me cure…
(La sienta en una silla)
Jack
Rápido, Simón, corra
a buscar a un médico. En la estancia siguiente hacia el norte vive un joven
doctor. Tráigalo.
Simón
Enseguida, señor…
Jack
(Se queda mirándolo) Ahora que pienso: ¿qué demonios hace Simón, el
mayordomo de Al en mi casa de campo?
(Entran dos contadores)
Rupert
Señor, estos dos
hombres están aguardándolo desde esta mañana.
Jack
¿Por qué no los
hiciste pasar antes, Rupert?
Rupert
Bueno, no estaba
seguro de que lo buscaran a usted o a su hermano (le guiña un ojo)
Jack
(A Rupert) Bien pensado. (A
los contadores) Adelante, caballeros.
Contador I
Señor Bortín. Somos
contadores del Pilsgrim hotel. Nuestras finanzas acusan una deuda ya
considerable del Señor Ernesto Bortín.
Contador II
Hemos averiguado y
sabemos que Ernesto Bortín ha cenado allí y pasado todas sus estadías en la
ciudad en el hotel que representamos. Siempre firmó para que el hotel remitiera
sus deudas a esta dirección.
Contador I
Pues venimos
personalmente a que el Señor Ernesto salde su deuda con nosotros.
(Entra Al)
Prim
(A Al) Señor Ernesto, ¿ha dejado sola a la pequeña Cecily? Creí que
nos seguiría cuando traíamos a Malory hasta aquí… pero si la ha dejado sola con
el servicio de té, mejor es que yo regrese…
Jack
¿Oí bien? ¿Dijo
Ernesto?
Prim
Sí, señor, el señor
Ernesto Bortín, su querido hermano, ya se ha presentado a nosotras en el
jardín.
Malory
A Cecily hizo más que
presentársele, jaj ajaja. ¡Se le quedó pegado! Jajaja
Jack
¿Estoy entendiendo
bien? Querido hermano, (con bronca y
cinismo) ¿Ya te has presentado a todos como “Ernesto Bortín”?
Al
Pues sí, hermanito, a
toda honra soy “Ernesto Bortín”.
Contador II
¿Ernesto Bortín?
Al
Naturalmente.
Jack
Pues, entonces,
¡Señores contadores, aquí tienen a su deudor! ¡Cóbrenle a él!
(Los contadores se acercan a Al y lo van arrinconando hasta salir del
escenario)
Al
No, no, déjenme
explicarles… (Salen)
Rupert
Señor, se acerca otro
carruaje… ¿Será…?
Jack
Que no lo sea,
Rupert, que no sea Güendolin, o no saldremos de este enredo nunca…
(Entra Simón con el médico)
Simón
Aquí viene el médico.
Malory
Mmm, ¡qué joven es
este médico!
Médico
¿Quién es la enferma?
Prim
(Señalándola) La señorita.
Malory
¡Enferma, tu abuela!
(El médico se arrodilla y va tocándole el pie, primero, luego el
tobillo)
Médico
¿Duele aquí?
(Ella se ríe a carcajadas)
¿Aquí?
(más carcajadas)
¿Aquí? (va subiendo por el tobillo hacia la
rodilla)
(hace distintas risas)
Médico
Pues parece estar
perfecta, está muy bien.
Malory
¿Sí? ¿Te gusto?
Médico
(Habla por encima, como si no la oyera) Le recetaré un calmante
para el dolor, por si acaso la caída le hubiera dejado alguna secuela, pero por
lo demás, sólo un masaje y reposo.
Malory
¡Sí, un masaje,
doctorcito!
Médico
Les diré cómo hacerle
el masaje a quien vaya a hacérselo.
Malory
Ufa!
Médico
¿Se lo hará usted,
señor Rupert?
Prim
¡Sobre mi cadáver, el
señor Rupert no tocará a ninguna mujer!
(Todos se quedan en silencio y la miran fijo dos segundos, luego retoma
la charla)
Médico
Pues entonces, sólo
pónganle compresas de agua fría y que haga reposo. Yo vendré en unas horas a
ver a la paciente.
Malory
La paciente esperará
paciente paciente su visita…
Rupert
Pues aquí viene otro
carruaje…¡ esto parece Monsa!
Pero no es ella, señor, es ¡La Policía!
(Cierra el telón.)
Cuarto Acto
(Misma escenografía en el jardín, el servicio de té, Cecily deshojando
una margarita.)
Cecily
Me quiere, no me
quiere. Me quiere el gran caballero Don Ernesto, No me quiere el gran dandy del
Pilsgrim Hotel.
(Entra Güendolin)
Güendolin
Disculpe, Señorita.
He hecho detener mi carruaje en el parque porque junto a la casa hay un
aglomeramiento de coches que podría envidiar el teatro del Globo. ¿Es usted una
invitada?
¿Tal vez la hija de
algún vecino? No, no, seguro será del personal y se ha sentado un segundo a
descansar antes de retirar el servicio, ¿verdad?
Cecily
No. Nada de eso. Soy
la prometida del señor Ernesto Bortín.
Güendolin
¿Cómo?
Cecily
¡Soy la prometida del
señor Ernesto Bortín! Acaba de irse a la casa a pedirme en matrimonio, pero
entre nosotras, yo ya le he dicho que sí, y nos besamos!!!!!!!
Güendolin
(Saca un abanico y se abanica agitadamente) Eh, señorita, debe
haber un error… ¿Usted está segura de no haber merendado con licor?
Cecily
¡No se lo permito!
¿Quién es usted para acusarme de borracha?
Güendolin
¡Soy, nada menos,que
la prometida del Señor Ernesto Bortín!
Cecily
¿Está segura de no
haber consumido ningún hongo venenoso en el camino? ¿Prometida?
Güendolin
(Orgullosa) Bueno, técnicamente todavía no, hasta que mi madre no
dé el consentimiento. (Gritando
desaforada) ¡Pero nosotros también nos hemos besado! Chiva, chiva…
Cecily
Pues,¡mi Ernesto es
incapaz de besar una boca así embadurnada de carmines como la suya!
Güendolin
¡Y mi Ernesto no se
fijaría en una niña salvaje que llevara un vestido
así de ridículo y fuera de moda!
Cecily
Upps, ¿me está
provocando o me parece? (Se levanta las
mangas en gesto de trenzarse a trompadas)
Güendolin
Pues, ¿dónde lo
tienes escondido a mi lindo Ernesto, chiruza inmunda?
Cecily
(La toma de los pelos y la hace bajar la cabeza hasta debajo de la mesa)
¡Aquí, gallina clueca! ¡Debajo de la mesa! ¡Fijate bien!
(Se cierra el telón.)
Quinto Acto
Escena I
(Están Jack y Rupert, Al y los dos contadores. Entran Güendolin, con
los pelos todos revueltos y Cecily, con unos jirones en la ropa)
Cecily
(Mirando al público) Aquí lo tienes, a mi querido Ernesto. Dí, mi
amor, a quién amas.
(Jack y Al se miran con terror)
Güendolin
Ernesto, no te hagas
el estúpido ahora, ¿qué me decías ayer mismo?
Cecily
Cállate, lechuza
ridícula.
Güendolin
Cállate tú, campesina
inútil.
(Entran dos policías, y el notario)
Notario
´¡Rápido, oficiales,
pónganle las esposas a éste, pagará en prisión todo lo que nos debe!
Contador I
Momento, Señor, este
hombre debe comparecer en nuestra administración del Pilsgrim Hotel hoy mismo,
no dejaremos que nadie nos lo arrebate.
Contador II
Exacto. Nadie nos
arrebatará a Ernesto Bortín antes de que haya pagado hasta el último centavo a
nuestro restorán y nuestro hotel.
Notario
No es a Ernesto
Bortín a quién buscamos. Oficiales, llévense al otro.
Güendolin y Cecily
(Al mismo tiempo)
¡Qué alivio, querido mío! (Terminan de
decirlo y se miran entre sí)
Oficial I
Aguarden, Señores,
¿quién es aquí Ernesto Bortín?
Oficial II
(Con voz de tonto) ¿Qué nos importa a nosotros, si no buscamos a
Ernesto Bortín?
Notario
¡Apresen a ése, que
bien sé yo que no lo es! ¡Estuve esta semana en su casa y no olvidaría esa
cara! (Señala a Al)
(Los oficiales le ponen las esposas)
Cecily
¡Pero si él es el
Señor Ernesto Bortín! Suéltenlo…
Güendolin
¡Ése es mi primo Al,
no es Ernesto Bortín!
Jack
Güendolin querida, (como queriendo tapar la situación se acerca y le toma las manos. La
mira un segundo y abrupto dice) ¿Qué te ha pasado en el cabello?
Cecily
¿Tío Jack? ¿Conocías
a esta lechuza?
Al
No es una lechuza,
sino mi prima Güendolin.
Cecily
¿Ves, pedazo de
estúpida, que Ernesto Bortín no es tu prometido, sino tu primo? Chiva, chiva…
Güendolin
La boba campesina que
no entiende nada eres tú. ¡El que me estrecha ahora las manos es Ernesto Bortín!
Cecily
Ja, dile, tío Jack,
cómo te llamas…
Jack
Em, ehem, querida
Güendolin… quisiera decirte algo, siéntate…
Güendolin
¿Otra vez con esos
preámbulos, Ernesto? Al grano. ¡No quiero sentarme!
Jack
Pues debo decirte, y
espero que no te ofendas, que …
Que…. Yo no soy Ernesto Bortín.
Güendolin
¿Qué?
Oficial II
¿No es Ernesto
Bortín? ¡Arrestémoslo! Éste es el que tiene la deuda con el Banco de London,
las esposas!!!!!! (Esposan a Jack. Al
sigue esposado)
(Entra Tía Augusta)
Tía Augusta
Pero, ¿qué es esta
pantomima? ¿Quién se atreve a ponerle esposas a mi sobrino Al?
Cecily
¿Sobrino Al?
Notario
El señor le debe al
banco de London diez mil libras, Señora.
Tía Augusta
¿Y por esa
insignificancia lo esposan? ¡Suelten ya mismo a mi sobrino o le romperé la
cabeza a paraguazos!
(El oficial II suelta a Al) Así me gusta, venga aquí, Señor
Notario. (Saca una chequera de la
carterita y le firma un cheque)
Aquí tiene su cheque
para el banco de London. Salgan de aquí de inmediato antes de que me ofusque… (Agita el paraguas)
Contador I
Pero si ése no es
Ernesto Bortín, ¿entonces quién se ha alojado, ha comido y bebido en el
Pilsgrim hotel? ¿Quién nos pagará esta deuda, señora?
Güendolin
¡Pues, quién va a
ser! El único Ernesto Bortín que hay aquí! (Mirando
a Jack) ¡Querido!
Jack
No, no, ¡Güendolin!
(desesperado) Yo no soy Ernesto Bortín. No hay necesidad de que me esposen. Con
gusto pagaré la deuda de Ernesto Bortín. Si me sacan las esposas, les daré el dinero…
Güendolin
¡Explícame esta
estafa, Ernesto! (A Tía Augusta)
Madre, tenías razón. Este hombre no es de confianza, vámonos de aquí de
inmediato.
(Jack se impacienta porque no logran sacarle las esposas. Güendolin se
va yendo, pero Al la detiene)
Tía Augusta
No, jovencita. Tú me
debes las explicaciones de por qué te fugaste. Y este hombre me debe la
presentación de sus padres. El plazo vence en un par de horas y yo no me voy de
aquí hasta que los conozca. (A Jack) Señor Bortín, disponga una habitación para
mí, que tengo que descansar los juanetes. Esta noche resolveremos la situación.
Sepa ofrecer buena comida regada por mejor vino. ¡No sea amarrete!
Jack
Rupert, llama a la servidumbre que prepare la mesa. Y tú
acompaña a la dama hasta la alcoba. Que descanse, que esta noche tendremos una
velada agitada.
(Salen todos, entra Margarita, Josefina, la cocinera, Lester, Simón y
ubican la mesa, las sillas, las botellas, las copas y salen)
Escena II
(Entran Jack y Rupert hablando)
Jack
Ven aquí, Rupert,
tenemos que vestirte de etiqueta. Debes lucir como mi padre. Escucha bien:
llegarás en un carruaje, te presentarás y dirás que eres mi padre, que mi madre
me había perdido en un bolso, en la Estación Victoria, pero tú eres una víctima,
porque cuando eso sucedió, tú nunca más supiste nada de mí, ni de tu esposa.
Rupert
¿Diré que tu madre me
abandonó?
Jack
Exacto. Con que haya
un padre, yo creo que la señora Brucknell consentirá mi casamiento con
Güendolin. Ahora, pronto, ve a cambiarte.
(Entran Cecily y Malory)
Cecily
Tío Jack, ¿nos
permitirás cenar contigo esta noche?
Jack
Claro que sí.
Cecily
Bueno, está bien,
pero también quiero invitar al señor Roberts.
Jack
¿Quién es el señor
Roberts?
Cecily
¡Pues quién va a ser!
El médico que ha atendido a Malory. Vendrá en un rato a revisarla. ¿Puede
quedarse a comer con nosotros?
Jack
Sí, mi pequeña…
Malory
¡Iupi!!!!!
Cecily
¿Y tu hermano
Ernesto?
(Malory se ubica en
la mesa)
Jack
¡Sabes que Al no es
mi hermano, ni se llama Ernesto!
Cecily
Ay, tío Jack, déjame
llamarlo así… ¡Es mi Ernesto, aunque no te guste!
Jack
¡Basta ya, Cecily,
también Al estará en la cena!
Cecily
(Lo abraza) Tío Jack, eres el mejor tutor que se pueda tener!!!!
¿Tú crees que serás capaz de darle mi mano a tu amigo Al?
Jack
¡Cecily! ¿No te
parece que debiera pedírmelo él?
Cecily
Si, tienes razón…
Pero no me aguanto saber… ¡Dime por favor, me dejarás casarme con él?
Jack
Cecily, no insistas!
Cecily
¡Por fis, porfis,
porfis!
Jack
Está bien. Sí, le
diré que sí, pero tú debes ayudarme. No digas nada… quizá parezca que todo va
mal, pero ten confianza en mí: te casarás con él!
Cecily
Te quiero, Tío Jack (le da un beso en la mejilla)
Jack
Ahora siéntate con tu
amiga por allí y permanezcan en silencio.
(Cecily se sienta junto a Malory) (Entra el médico)
Médico
Buenas noches, Señor
Bortín, gracias por la invitación (Se
sienta junto a Malory)
(Entran la Tía Augusta y Güendolin.)
Jack
Buenas noches, Señora
Brucknell. Buenas noches, Güendolin
Tía Augusta
Buenas noches.
Güendolin
(Extiende la mano para que se la bese, mirando hacia otro lado)
Jack
Tomen asiento, damas.
(Entra Al. Se sienta junto a Cecily. Y le pone el brazo sobre el
hombro, desde allí saluda a Jack)
Al
(Levantando una mano en gesto de saludo casual) ¡Amigo! (Se frota las manos) Creo que vamos a
divertirnos esta noche!
Simón
(Entra y anuncia) El señor Joseph Hardiet
Al
¿Quién es el extraño
invitado?
(Entra Rupert, con galera)
Rupert
Señores, disculpen
que irrumpa aquí sin invitación previa. Pero la verdad, una verdad antigua y
oculta, me trae esta noche.
Jack
Explíquese,
caballero.
Rupert
Pues señor Bortín, un
detective que usted contrató para encontrar a su padre, dilucidó un enigma que
me desveló hace treinta y cinco años. Según los registros que halló, yo soy,
Señor, ese padre al que buscaba. El señor Camdel lo halló a usted cuando era un
bebé, en ese bolso de mano. Usted y yo fuimos víctimas del abandono de mi
esposa y su madre. El mismo día en que lo dejó en la Estación Victoria, se fue
de casa para siempre.
Jack
¿Puede ser cierto lo
que dice?
Rupert
Completamente.
Jack
(Sobreactuando la emoción) ¡Padre! (Llora estridente)
Rupert
¡Pequeño mío!
Tía Augusta
Momento: ¿Esto está
pasando realmente?
Malory
¡Jaja, ¿se volvieron
locos todos? Si éste es Rupert, el mayordomo…
Tía Augusta
¿Cómo dijo la niña?
Cecily
Nada, Señora
Brucknell, nada…
Jack
(Suelta a Rupert, se acomoda la ropa) Bueno, todo arreglado. Me
imagino que ahora, señora Brucknell, me concederá la mano de su hija, ¿verdad?
Güendolin
No sé si la mereces…
Jack
(Se acerca a Güendolin y le toma las manos) ¿Podrías jurar que no
lo deseas, querida?
Güendolin
(Duda, pero luego lo reconoce) No podría negarlo.
Jack
Entonces no hay nada
más que hablar…
Tía Augusta
Momentito: las cosas
no son así. Esta farsa que aquí representaron con éste, que es su mayordomo
según dice la niña, no se la puede creer ni mi caniche. Segundo, Usted debía
tener un padre y una madre.
Al
Pero tía, te pones
inflexible… ¿Cómo puedes oponerte al amor, que es algo que nos trasnforma a tal
punto que… mírame, yo mismo ya no bunbureo y soy un hombre comprometido…
Tía Augusta
¿Comprometido?
(Güendolin escupe la bebida)
Al
¿No ves a mi
prometida Cecily, aquí a mi lado?
Tía Augusta
(Va hasta donde está Cecily y la inspecciona con su monóculo) ¿Comprometido
con ésta?
Al
¡Tía Augusta! ¡Pero
si es una belleza! (Pausa) ¡Y heredará una fortuna!
Tía Augusta
A ver, creo que no la
miré muy bien… (vuelve a observarla)
¡Tienes razón, sobrino, qué bonita es!
Al
¿Significa que darás
consentimiento a nuestra unión?
Tía Augusta
¡Definitivamente!
¡Celebremos la boda lo antes posible!
Jack
No, no, no (chasquea con la boca haciendo sonido de no,
mientras mueve el dedo negador. Todos voltean a verlo).
De ninguna manera.
Cecily es mi sobrina. Soy su tutor y sin mi consentimiento, no se casará con
nadie!
Malory
¿Qué le pasó a tu
tío, que se tornó malo, de pronto?
Cecily
¡Shh! (la codea)
Al
¡No puedes hacerme
esto, Jack!
Tía Augusta
¡Sea razonable, señor
Bortín!
Jack
Buen punto, señora
Brucknell, puedo volverme razonable de un instante a otro con el simple hecho
de que usted me permita casarme con su hija.
Tía Augusta
¿Me extorsiona? ¡Le
he dicho que no casaré a mi única hija con un hombre que no tiene madre!
Prim
(Entra abruptamente) ¡Pues aquí la tiene! ¡Yo soy la madre de Jack!
(A Jack) Perdóname, hijo, yo soy la
mujer que te dejó en un bolso de mano en la Estación Victoria! ¡Éramos muy
jóvenes! No podíamos contigo, ambos trabajábamos aquí… imaginas esa vegüenza…
Jack
¿Ambos?
Rupert
Sí, ambos. No mentía
cuando dije que yo era tu padre, aunque ella no me ha abandonado nunca. (La
toma del hombro) Ambos te dejamos, sabiendo que el Señor Camdel estaría allí
para encontrarte, y te criaría como un príncipe, mientras nosotros, tus padres,
que vivíamos con él, estaríamos siempre cerca.
Jack
(Cae sentado en una
silla, se abanica, se afloja el corbatón) Esta noche sí que resultó agitada…
¿Rupert y la Señorita Prim, mis padres?
Prim
Sí, querido Jack.
Tía Augusta
Pues si aquí hay padre
y madre y hay fortuna, ¡no hay suegra que se oponga!
Güendolin
¿Quieres decir que me
casaré con “Ernesto”?
Tía Augusta
De inmediato.
Cecily
¡No! ¡Yo me casaré
con Ernesto!, (A Al)¿No es cierto?
Al
(Le toma las manos de frente)Sí, querida.
Jack
Todo resuelto,
entonces.
Rupert
Todo no. Usted, digo
Jack, me has prometido que cumplirías cualquier deseo que tuviera si lográbamos
solucionar este enredo, ¿recuerdas?
Jack
Sí. Me asustas…
Rupert
¡Pues lo que deseo es
esta misma tarde casarme con tu madre!
Jack
¡Con todo el gusto
del mundo te concedo ese deseo, querido Rupert! ¡Que sea una boda triple,
entonces!
(Cecily y Al se ponen
de pie, entusiasmados)
Jack
(A Güendolin) Ven aquí querida.
(Se abrazan Jack y
Güendolin en el proscenio. Al y Cecily de pie, detrás de la mesa y se abrazan )
(Ambas parejas abrazadas todavía)
Güendolin y Cecily
¡Ernesto! (al unísono)
Jack
(Se cierra la luz sobre Jack, el resto a oscuras) ¿No es increíble
la importancia que tiene llamarse Ernesto?