Acto primero
MARÍA.-No quiero más.
ANYULA.- Le voy a llevar a Chicho.
(Anyula se dirige a la pieza de Chicho.)
MARÍA.- Dígale que es el último.
(Anyula golpea suavemente la puerta de la
pieza de Chicho. Este, rápidamente, deja el diario y comienza una especie de
tarareo, simulando cantar un tango. Anyula entra en puntas de pie, le tiende el
mate y se sienta en la cama. Chicho da dos o tres sorbos.)
CHICHO.- Está medio frío, tía.
ANYULA.- Caliento el agua. ¿Vas a tomar
más?
CHICHO.- Eh... estoy componiendo. Y cuando
compongo...
(Anyula le acaricia la cabeza.)
ANYULA.- ¿Algo nuevo?
CHICHO.- Hoy empecé otro tango. (Pierde
la mirada y balbucea un tarareo impreciso) "De mi pobre
corazón..." (Marca los típicos compases finales del
tango.} ¿Le gusta?
ANYULA.- Mucho. Sacaste el oído de papá. De
toda la familia sos el único que salió músico.
¡Y a él que le gustaba tanto! Si pudiera escucharte...
CHICHO.- Me escucha, tía, me escucha... A
veces siento aquí... (Se señala el pecho.) Es el Nono, desde el cielo,
que me dice: "Bien, Chicho, bien".
(Anyula queda con la mirada fija y el mate
en la mano, emocionada. Chicho la mira de reojo.)
CHICHO.- Cébese otro, tía. Pero calentito,
¿eh?
ANYULA.- Sí, querido, sí.
(Anyula sale hacia la cocina. Chicho toma
el diario. A lo largo de la escena siguiente se irá quedando dormido. Anyula,
en la cocina, toma la pava y la coloca sobre el fuego.)
MARÍA.- ¿Qué? ¿Va a seguir tomando?
ANYULA.- Está componiendo. Un tango muy
lindo.
MARÍA.- Usted es muy buena, Anyula.
ANYULA.- ¿Qué queres? Es mi sobrino
preferido. Carmelo es muy bueno, también, muy
trabajador. Ya sabes cómo lo quiero. Pero Chicho... ¡qué sé yo! Es
un artista.
MARÍA.- (Irónica.) Sé... Un artista.
ANYULA.- Como papá.
(La
Nona agita la bolsita de pochoclo vacía.)
NONA.- Má pochoclo.
MARÍA.- ¡Qué pochoclo! Ahora vamos a cenar.
(La
Nona agita la bolsita vacía cerca de la cara de Anyula.)
NONA.- Má pochoclo, nena.
ANYULA.-No quedó más, mamá. (A María.) ¿Le
voy a comprar?
MARÍA.- ¡Pero no! No tiene que comer
porquerías.
NONA.- (A María.) ¿No teñe salamín?
MARÍA.- ¡Qué salamín! Espere la cena, le
dije.
(Sin que nadie lo advierta, la Nona agarra un pan y se lo
mete en el bolsillo.)
NONA.- ¿Un po de formayo?
MARÍA.- ¡Nada, le he dicho! Aguántese hasta
la cena. Vaya a su pieza, vamos. Cuando esté la cena, yo la llamo. (La toma
y la encamina hacia la pieza. En ese momento María descubre el bulto que hace
el pan en el bolsillo de la Nona )
¿Qué tiene en el bolsillo? (Le saca el pan.) ¡Pero qué cosa! (Introduce
a la Nona en la
pieza y se vuelve, la Nona
sale rezongando.) No tiene que comprarle todo lo que le pida, Anyula.
(Anyula cambia la yerba del mate. Del
interior de la casa sale Marta.)
MARÍA.- ¿Todavía no está la cena?
ANYULA.- Falta todavía.
MARÍA.- ¿Vas a salir?
MARTA.- Estoy de turno.
MARÍA.- ¿Otra vez? Esta semana ya van tres
veces. ¿No es una vez por semana?
MARTA.- Sí... pero esta semana es así. ¿Me
prestas tu reloj?
(María sale hacia el interior. Anyula
termina de cebar un mate y se dirige a la pieza de
Chicho. Golpea, espera, y al final entra. Mira cariñosamente a
Chicho, que está dormido; le saca el diario de las manos, apaga la luz y sale.
Marta se pasea impaciente. Mientras transcurre esta escena, la Nona sale sigilosamente, roba
un pan v vuelve a su habitación. Anyula, entretanto, ya ha vuelto a la cocina y
se pone a trabajar en la cena. María sale del interior con un reloj, que
entrega.)
MARÍA.- ¿No vas a comer nada, entonces?
MARTA.- Como algo cerca de la farmacia.
MARÍA.- ¡Nena...! Te vas a enfermar.
MARTA.- La farmacia es un trabajo
sacrificado. Ya lo sabes.
MARÍA.- Sí, pero vos vendes perfume. ¿Por
qué te tenés que quedar toda la noche?
MARTA.- ¡Ay, mamá...! Queres que
te lo explique todo.
(De la calle llega el sonido de varios
bocinazos.)
MARTA.-Ahí está el farmacéutico. Chau. (Besa
a María.) Chau, tía.
(Al salir tropieza en la puerta con
Carmelo, su padre, que ingresa desde la calle con un paquete debajo del brazo.)
CARMELO.- ¿Te vas?
MARTA.- Estoy apurada. Chau, papá.
(Besa a Carmelo rápidamente y sale. Carmelo
la mira salir y se va hacia María.)
CARMELO.- Estás de turno otra vez. Pobre
nena. Lo que es el farmacéutico ese debe ganar bien. Dos por tres cambia de
auto. (Tiende el paquete a María.) Toma. Todo lo que quedó. (María
abre el paquete y saca unas verduras.)
MARÍA.-No me trajiste perejil.
CARMELO.- Lo vendí todo.
MARÍA.- ¡Justo hoy que hice guiso!
(Carmelo saca un cuadernito del cajón del
aparador.)
CARMELO.- Un perejil lindo, crespito. Me lo
sacaron de la mano.
MARÍA.- Y los zapallitos no van a alcanzar.
CARMELO.- ¡Tenés como dos kilos ahí! Ayer
traje cinco.
MARÍA.- (Con un gesto que significa
"no es extraño".) ¿Y...?
CARMELO.- Si traigo todo lo que me pedís...
Para eso cierro el puesto Le digo al mayorista que me traiga el pedido a casa.
ANYULA.-Yo casi ni comí zapallitos ayer.
CARMELO.- ¡Bah, Anyula...! Si no digo por
usted.
ANYULA.- Es que yo soy una carga.
MARÍA.-Anyula... hágame un favor. Crúcese
hasta lo de Vicente; traiga dos kilos de
zapallitos y un poco de perejil. (Le tiende el dinero y Anyula sale.)
CARMELO.- ¡Mira vos...! ¡En mi casa hay que
ir a comprarle a chorro ese!
(Carmelo anota las ventas del día en el
cuadernito.)
MARÍA.- ¿Cómo anduvo?
CARMELO.- Bien... Viste lo que quedó. En
ese barrio se vende muy bien (Pausa.) ¡Eh... si nosotros podríamos vivir
sin problemas!
(Carmelo sigue haciendo cuentas mientras
Marta llena la olla con cantidades impresionantes de verdura. Carmelo termina
de hacer las cuentas y se queda pensativo.)
CARMELO.- ¡La puta qué lo parió!
MARÍA.- ¿Qué pasa?
CARMELO.- ¿Qué va a pasar? Que no llegamos
a fin de mes. ¡Eso pasa! ¿Anotaste los gastos?
MARÍA.- Falta lo de hoy.
CARMELO.- Y bue... Y todavía falta
lo de hoy. (Cierra e cuaderno con fastidio y lo guarda en el aparador.) No
sé... No pagamos alquiler... no nos damos lujos... Yo, ni ropa me compro.
MARÍA.- Yo tampoco.
CARMELO.- Esto no puede seguir así. La idea
de ahorrar para pone el mercadito, bueno... Mejor que me la olvide. Pero si
esto sigue así, voy a tener que vender el puesto de la feria.
MARÍA.- Si tu hermano trabajara...
CARMELO.- ¿Otra vez con eso? Eh... Chicho
es un artista.
MARÍA.- ¡Un artista! Pero come y vive a
costa tuya.
CARMELO.- Uno de estos días la pega y nos
vamos todos para arriba. (María lo mira
significativamente.) Digo yo... Con eso puede ganar mucha plata.
MARÍA.- ¿Componiendo tangos? ¿Me queres
decir quién gana plata hoy componiendo tangos?
CARMELO.- Según él, los puede vender al
Japón.
MARÍA.- Por favor, hace veinte años que
está componiendo y nunca terminó nada.
CARMELO.- Sé... la verdad que... Pero a
Chicho lo podemos aguantar. En lo que más gasta es en yerba. Anyula,
pobrecita... La Martita
aporta lo suyo.
(En ese momento sale la Nona de la pieza y cruza una
mirada con Carmelo.)
CARMELO.-No… el problema de esta casa es
otro.
NONA.- (Imperativa.) ¡E cuándo si
manya!
MARÍA.- Le dije que le iba a avisar.
NONA.- (Se sienta a la mesa.) La
picadita.
(María llena un plato con fiambres,
aceitunas, queso, etc., y se lo tiende a la Nona , que comienza a comer vorazmente. Simultáneamente,
ingresa Anyula con un paquete de zapallitos y un ramo de perejil. Se lo entrega
a María.)
MARÍA.- Gracias, Anyula. Dígale a Chicho
que venga a cenar.
(Anyula se dirige hacia la pieza de Chicho.
Lo observa dormido.)
ANYULA.- Chicho... a comer.
(Chicho emite un gruñido.)
ANYULA.- A comer, querido.
CHICHO.- (Semidormido.} Cébese unos
mates, tía.
ANYULA.- Está la cena servida. Después te
hago los matecitos, ¿eh? Vamos.
NONA.- U pane.
MARÍA.- (A Carmelo.} Saca pan del
aparador.
(Carmelo saca una panera y la coloca sobre
la mesa. La Nona ,
entretanto, echa en el plato de sopa todas las sobras de la
"picada".)
MARÍA.- Vos sentate, Carmelo. Anyula,
sírvale la sopa a Carmelo. (En el momento en que Carmelo se sienta, la Nona
-sin dejar de comer- golpea con el tenedor el borde del vaso, reclamando vino.
Carmelo se levanta y saca una botella del aparador.}
CARMELO.- El destapador, María.
(María saca un destapador del cajón de la
mesada y se lo tiende a Carmelo, mientras la Nona sigue golpeando.)
CARMELO.- ¡Ya va, Nona! No sea impaciente.
(Carmelo comienza a destapar la botella,
mientras la Nona sigue golpeando. Anyula coloca un plato de sopa en la mesa,
frente al lugar que ocupa Carmelo.}
NONA.- ¿No hay escabeche?
(María busca un frasco de escabeche y se lo
tiende a la Nona, que lo vacía en el plato. Carmelo termina de destapar la
botella y María sirve dos platos de sopa para Anyula y para ella.)
CARMELO.- (Por el tenedor.) Saque
eso, Nona.
(Carmelo le sirve vino. Finalmente, todos
se sientan a la mesa y se disponen a tomar la sopa.)
NONA.- Termené.
(Anyula se levanta.)
MARÍA.- Déjeme a mí.
(Anyula y María se dirigen a las hornallas
para servir el guiso a la Nona.)
MARÍA.- Tráigame un plato hondo, Anyula.
(Las dos mujeres se ponen a trabajar
activamente.)
NONA.- Formayo.
(Carmelo se levanta, saca un pedazo de
queso de la heladera y se lo pone delante a la Nona. María coloca frente a la
Nona un plato de guiso cubierto hasta los bordes:)
NONA.- Formayo.
CARMELO.- ¡Y ahí tiene, Nona!
NONA.- (Enojada.) ¡Ma no! ¡Formayo
de rayar!
(Carmelo toma el queso fresco y se dispone
a llevarlo nuevamente a la heladera. La Nona se lo saca de la mano.)
NONA.- Ma no, ya que está, decalo.
(Se lo come. Anyula se dirige hacia el
aparador.)
ANYULA.- Creo que hay rallado.
(Vuelve con una quesera y la coloca frente
a la Nona, que echa en el plato. Al mismo tiempo observa la comida.)
NONA.- ¿Y el perequil?
(María toma el ramo de perejil y lo corta
con las manos.)
NONA.- ¡El perequil, María!
CARMELO.- ¡Ya va, Nona!
(María echa el perejil en el plato de la
Nona. Los demás comienzan a comer después. Aparece Chicho. Al verlo, Anyula se
pone de pie y le deja su lugar. Chicho, que trae el diario bajo el brazo, se
sienta a la mesa.)
CHICHO.- ¿Queda algo?
ANYULA.- Hay guiso calentito.
CHICHO.- Si no hay, no importa.
ANYULA.- Come el mío. Te llamé, pero
estabas dormido. No te quise despertar.
CHICHO.-No dormía, tía. Escuchaba mi
música.
MARÍA.- (irónica.) ¡Jmmm!
CHICHO.- Me gusta cerrar los ojos y
escuchar mi música.
NONA.- Má guiso.
MARÍA.- No hay más.
(Chicho le cede una cucharada de guiso a la
Nona.)
CHICHO.-Tome, Nonita.
CARMELO.- No le des más, que ya comió.
CHICHO.- Un poquito. ¿Cómo le vas a negar
un poco de comida a la Nonita? (Le
acaricia la cabeza.) Nonita... la cabeza blanca como paredón iluminado
por la luna. Y esas arrugas que son surcos que traza el arado
del tiempo.
ANYULA.- (Embelesada.) ¡Qué cosas
lindas decís!
CHICHO.- Nonita... ¿Se acuerda cuando me
llevaba a pasear a la plaza?
(La Nona, que ya terminó con la porción que
le dio Chicho, mira fijamente el plato de su nieto.)
CHICHO.-Un niño que descubría un mundo
agarrado a la pollera de una abuela.
(Le agarra la mano en el preciso momento en
que la Nona ha tomado un pedazo de pan e intenta mojar en la salsa de! plato de
Chicho.)
CHICHO.- Nonita... el niño aquel se hizo
hombre y la abuela es un rostro dulce que lo mira desde el marco de una
pañoleta negra. (Durante esta última tirada se ha producido un forcejeo de
la Nona por tratar de untar el pan en el plato de Chicho. Finalmente, lo logra
y come.)
NONA.- U pane.
CARMELO.- ¿Qué pan, Nona? Ya comió.
NONA.- ¿Galleta marinera no teñe?
CARMELO.- ¡Qué galleta marinera! ¡Vamos!
Vayase a dormir.
NONA.- El postre.
CARMELO.- María, dale dos manzanas. Y que
se vaya a la pieza. ¡Vamos!
(María saca dos manzanas de la frutera y se
las entrega a la Nona, que se las coloca en el bolsillo.)
CHICHO.- Dejala un rato más. Es casi el
único momento que tengo para estar con ella.
MARÍA.- ¡Claro...! ¡Como usted está tan
ocupado...!
CARMELO.- Que se vaya a la cama (A
Chicho.) Vamos, Nona.
(La Nona se levanta pesadamente. Al pasar,
roba una banana y se dirige a su pieza.)
NONA.-A domani.
(Todos saludan. Se hace un silencio. Chicho
come.)
CARMELO.- Usted también puede irse a la
cama, tía.
ANYULA.- Tengo que ayudarle a María a lavar
los platos.
CARMELO.- Deje. Hoy la ayudo yo. Váyase a
dormir.
(Se crea una pausa. Anyula mira a María y
comprende que debe irse. Chicho advierte también el clima y comienza a ponerse
nervioso. Simula interesarse en la lectura del diario.)
ANYULA.- Hasta mañana, entonces.
(Todos saludan. Anyula sale y se produce
una pausa tensa. Carmelo busca la manera de empezar el diálogo. María, que se
ha puesto a lavar los platos, está evidentemente, expectante. Chicho comienza a
ponerse a la defensiva. Carmelo saca una botella de grapa y se sirve.)
CARMELO.- Oíme Chicho... Yo sé que vos sos
muy sensible a estas cosas.
(Chicho le aprieta la muñeca a Carmelo y
hace un gesto de dolor.)
CHICHO.- ¿Le pasa algo a la Nonita? ¿Está
en yantas?
CARMELO.- ¿Cómo?
CHICHO.- ¿Está chacabuca? (Carmelo lo
mira.) ¿Enferma?
CARMELO.- ¿Quién?
CHICHO.- La Nonita.
CARMELO.- Está mejor que nunca. ¿No la
viste?
CHICHO.- Mi Nonita... Si le pasara algo, no
podría soportarlo. (Señala con la mano hacia la
puerta de la pieza de la Nona, como los escolares cuando dicen un
verso.) La abuela, en cuyo regazo alguna vez...
CARMELO.- ¡Para! ¡Para! (Pausa.) Oíme, Chicho... Esta
casa no puede seguir así.
(Chicho lo mira con desconfianza.)
CARMELO.- Este mes no llegamos.
CHICHO.- ¿A dónde?
CARMELO.- ¡Con la guita! No llegamos.
(Chicho se toma la frente y se queda con la
mirada baja.)
CARMELO.- Oíme...ya sé que estas cosas te
hacen mal, pero tenés que hacerle frente de una vez por todas. Vos sos un
artista, lo sé...
(Chicho asiente con la cabeza.)
CARMELO.- Nunca te hablé de los problemas
de la casa.
CHICHO.-Ya no voy a poder componer. ¡No voy
a poder componer!
CARMELO.- ¡Pero tenés que entenderlo! El
puesto de la feria no da para más, ¿entendes? ¡No
da para más! (Señala hacia la pieza de la Nona.) Me lo está morfando.
MARÍA.- Bajá la voz que te puede oír.
CARMELO.- (Cuchichea.) ¡Me lo está
morfando! ¿Me oís? Es como mantener a diez leones
juntos.
CHICHO.- (Lamentoso.) Nonita...
CARMELO.- ¡Nonita, Nonita, pero nadie hace
nada!
CHICHO.- Serví una copita, Carmelo.
(Carmelo, de mala gana, le sirve grapa.)
CARMELO.-Yo no sé... O esto se soluciona
o... tiene que haber otro ingreso.
CHICHO.- (Detiene la mano en el momento
que lleva la copita a la boca.) ¿Otro ingreso?
CARMELO.- Y claro.
(Se hace una pausa prolongada. Chicho bebe
un largo trago.)
CHICHO.- ¿Y vos podrás
tener otro trabajo?
CARMELO.- ¿Otro trabajo? ¿Pero vos estás
loco?
MARÍA.- Carmelo se levanta a las cuatro de
la mañana y vuelve a las ocho de la noche.
CARMELO.- Para, María.
CHICHO.- ¿Y la Martita?
CARMELO.- Marta trabaja. Algo aporta.
CHICHO.- Entonces, no sé... No se me ocurre
nada.
(Se hace una pausa. Carmelo y María se
miran.)
MARÍA.- ¿El pescadero no te dijo que
precisaba un ayudante?
CARMELO.- Sí... Un ayudante.
CHICHO.- Ahora, digo yo... la Nona está
muy viejita, ¿no?
CARMELO.- Sí. ¿Y?
CHICHO.- Y bue... ¿Cuánto más puede...? (Lloroso.)
¡Dios le dé larga vida! Uno… dos añitos...
Pasan volando.
CARMELO.- Cuando cumplió ochenta y ocho, me
dijiste lo mismo, y tuve que vender el taxi.
CHICHO.- ¡Y bueno! Pasaron doce años. Se la
ve avejentada.
CARMELO.- ¿Y qué queras? ¿Que ahora tenga
que vender el puesto de la feria?
CHICHO.- No, eso no.
CARMELO.- Entonces voy a tener que hablarle
al pescadero.
CHICHO.- ¡Para... para! Estas cosas hay que
pensarlas bien. No hay que apurarse. (Toma el diario y se pone a leer los
avisos clasificados.) Algún laburo tranquilo tiene que haber.
(Carmelo mira a María y le hace un gesto de
satisfacción.)
CHICHO.- ¿Ves? Aquí hay uno. (Lee.) "Persona
adulta se necesita para todo tipo de
cobranzas." CARMELO.- Bueno... Si lo del pescadero no te gusta y las
cobranzas te dejan... Para mí es lo mismo. (A María.) ¿No?
CHICHO.- (Sin dejar de leer.) No es
para mí. Pensaba en la Nona.
CARMELO Y MARÍA.- ¿En la Nona?
CARMELO.- ¡No Chicho!
MARÍA.- Yo me voy a dormir. ¿Vamos,
Carmelo?
(María sale. Carmelo se pone de pie.)
CARMELO.-Y ya sabes, mañana le hablo al
pescadero.
CHICHO.- ¡Para un poquito! (Obliga a
Carmelo a sentarse.) Lo de las cobranzas no va. Está
bien. Pero tiene que haber otra cosa.
CARMELO.- Déjate de líos.
CHICHO.- ¡Es increíble la falta de oportunidades que hay en este país!
CARMELO.- Pero escúchame, Chicho... ¡tiene
cien años! ¿Dónde va a conseguir laburo?
CHICHO.- ¿Y por qué no? La gente, cuando no
trabaja, se muere. Además, acá se aburre
todo el día. ¿Y en lo del pescadero? Según vos, es un trabajo
tranquilo.
CARMELO.- Pero tenés que levantarte a las
cuatro de la mañana.
CHICHO.- ¡Ah, y me lo queres encajar a mí!
CARMELO.- Pero escúchame, es un laburo
ideal. Haces el turno de la mañana. De
cinco a una.
CHICHO.- ¡Ocho horas!
CARMELO.- Tenés toda la tarde libre.
CHICHO.- Yo a la tarde no puedo componer,
Carmelo.
CARMELO.- Bueno... ¡qué sé yo! Por ahí te
puedo conseguir el turno de la tarde. (Se pone
de pie.) Y me voy a dormir.
CHICHO.- ¡Para un cacho! (Con gesto de
descubrimiento.) ¡Ya está! ¿Pero cómo no se nos ocurrió?
(Carmelo lo mira.)
CHICHO.-La jubilamos.
CARMELO.- ¿A la Nona?
CHICHO.-Y claro. ¿Cómo se llamaba aquel
amigo tuyo que era gestor?
CARMELO.- ¿Y jubilarla de qué? Si la Nona
nunca laburó.
CHICHO.- Qué sé yo... (Piensa
rápidamente.) Profesora de italiano.
CARMELO.- ¡Pero vos estás loco!
CHICHO.- Bueno... eso se piensa. Hablale a
tu amigo.
CARMELO.- ¡No! Además, la jubilación es una
miseria. ¡No, Chicho, no! Y me voy a la cama.
NONA.- Bonyiorno.
CARMELO.- ¡Nona! ¿Qué hace levantada?
NONA.- Vengo a manyare el desachuno.
CARMELO.- ¿Qué desayuno?
NONA.- El desachuno. E la matina.
CARMELO.- ¿Qué matina? Son las diez de la
noche.
NONA.- (Enojada) Ma, ¿y la luche?
CARMELO.- (Mira a Chicho.) La
luche... ¿Qué luche?
NONA.- (Más enojada.) ¡La luche! ¡II giorno!
CARMELO.- Es la luz eléctrica, Nona.
Mire... (Usa el interruptor) ¿No ve que es de noche?
NONA.- Ma... tengo fame.
CARMELO.- Hace quince minutos que terminó
de comer.
NONA.- ¿Quince minutos? Con razón. ¿No teñe
un cacho de mortadela?
CARMELO.- Es hora de dormir, no de
comer. ¡Va...! Vamos a la cama.
NONA.- (Se sienta a la mesa.) Ma...
ya que estamo. El desachuno.
CARMELO.- (Fastidiado.) ¡Qué
desayuno ni desayuno! ¡Vamos! (La toma como para
levantarla).
CHICHO.- Para, Carmelo...
(Acaricia la cabeza de la Nona.) Nonita...
NONA.- Dame un cacho de mortadela.
CHICHO.- Sí, Nonita, sí... Carmelo, hacele
un sandiwch a la Nona. Y después se va a la
cama, ¿eh?
(La Nona dice que sí con la cabeza y
Carmelo comienza a preparar el sandwich.) (Apagón)
CARMELO.- (Sale de su habitación.) Buen día.
CHICHO.- Buen día.
CARMELO.- Eh… ¿Qué turno preferís? ¿El de la mañana o el de
la tarde?
CHICHO.- (Alarmado.) ¡Para... para! (Observa
que nadie escuche) Escúchame... escúchame bien, ¿eh? (Se acerca como
para una confidencia.) ¿Y si la hacemos... yirar?
CARMELO.- ¿Hacerla qué?
CHICHO.- (Carraspea y hace un gesto
cómplice.) Yirar... Hacer la calle.
(Carmelo lo mira.)
CHICHO.- A la Nonita...
(Carmelo agarra a Chicho por el cuello.)
CARMELO.- ¿Qué decís?
CHICHO.- ¡Para... soltá!
CARMELO.- Nuestra familia fue siempre
decente. Pobre, pero decente.
CHICHO.- ¡Para! (Logra soltarse.)No te
pongas moralista, Carmelo. Hoy en día nadie vería mal una cosa así.
CARMELO.- ¿Pero cómo vamos a hacer yirar a
la Nona?
CHICHO.- Escúchame... Puede andar un vagón.
CARMELO.- ¿Pero quién va
a querer...? (Señala hacia la pieza de la Nona.)
CHICHO.- ¿Quién va a querer? Está lleno de
degenerados, Carmelo. Los tiempos cambiaron. En
Suecia andan con los perros. ¿Sabías?
CARMELO.- (Hace un gesto de sorpresa.) ¿Cómo con los perros?
CHICHO.- ¡Como lo oís! ¡Con los perros! Y
bueno... Entre un perro y... (Señala hacia la pieza de la Nona.) ¿Por
qué no? Y ella se puede divertir.
CARMELO.- ¡Pero no, Chicho! ¡Estamos todos
locos! ¿Cómo nosotros... de qué manera...?
CHICHO.- ¿De qué manera? Como se hacen
estas cosas. La paras en el cruce a las tres de la mañana, con una pollerita...
Escúchame: los que vienen en banda y medio mamados agarran cualquier cosa.
CARMELO.- ¡Pero no, Chicho, termínala! Hoy
mismo le hablo al pescadero.
(Carmelo sale hacia la calle. Un instante
después entra la Nona agitando la bolsita de papas.)
NONA.- Papa frita. (Chicho la mira.)
NONA.- Papa frita, Chicho.
(Chicho la sigue mirando mientras la Nona
agita la bolsa vacía De pronto, se acerca a la Nona y le acaricia la cabeza.)
CHICHO.-Nona... Nonita... ¿No quiere que
salgamos a dar un paseo?
NONA.- ¿Paseyata?
CHICHO.- Eso. Una paseyata, ¿eh? (La
Nona niega con la cabeza.)
CHICHO.-A tomar un poquito de sol... (La
toma) A la placita, ¿eh?
(La Nona niega con ¡a cabeza.)
CHICHO.-Vamos... le va a hacer bien.
Necesita caminar un poco. (Hace más presión)
NONA.- ¡Me va fangulo!
Dame papa frita.
CHICHO.- (La suelta.) Bueno, Nona,
bue... Está bien. (Se pasea pensativo.) Me voy solo. Me siento a
tomar sol... me compro una bolsa grande de
pochoclo... (La mira de reojo.)
NONA.- (Se le ilumina el rostro.) ¿Pochoclo?
CHICHO.- Una bolsa bien grande. Y me la voy
a comer toda.
NONA.- ¿Me va a traer pochoclo?
CHICHO.- ¡Ah, no...! Ahora... si quiere
venir conmigo, la convido.
(La Nona se pone de pie.)
CHICHO.- Muy bien, Nonita.
(Chicho la toma por el hombro y se dirigen
hacia la salida.)
CHICHO.- Un lindo paseíto, ¿eh?
NONA.- (Se detiene.) ¿Y el pochoclo?
CHICHO.- El pochoclo, claro.
NONA.- ¿Una bolsa bien grande?
CHICHO.- Grande. Bien grande.
NONA.- Y quiero lupines, también.
CHICHO.-No existen más los lupines, Nona.
NONA.- ¡Quiero lupines!
CHICHO.- Está bien. Vamos a ver si
conseguimos.
TELÓN
Acto segundo
(Se ilumina la cocina. En escena están
Carmelo, que se pasea nerviosamente de un lado para otro; Anyula reza el
rosario sentada en un rincón; Chicho está acodado en la mesa, con la cabeza
entre las manos. Un instante después ingresa María desde la calle.)
MARÍA.- En el barrio nadie sabe nada.
CHICHO.- (Lloroso.) Mi Nonita...
CARMELO.- ¡Vos también, Chicho!
CHICHO.- Y fue por darle el gusto. Me dijo:
"Chicho, sácame a pasear; nunca salgo; todo el día metida aquí
adentro".
MARÍA.- Raro... Hace años que no dice de
salir.
CARMELO.- ¿Te dijo que quería salir?
CHICHO.- ¡Créeme, Carmelo! "Quiero
caminar un poco." ¿Y qué cosa más linda que salir a caminar con la Nona?
CARMELO.- Está bien. La llevaste a la
plaza... ¿Y?
CHICHO.- Y bueno... Al rato me dijo que se
aburría. "¡Siempre esta plaza!, ¡siempre esta plaza...! ¡Salgamos un poco
del barrio!"
CARMELO.- ¿Y?
CHICHO.- Y bueno... empezamos a caminar.
CARMELO.- ¿Para dónde?
CHICHO.- (Señala imprecisamente.) Para
allá.
CARMELO.- Para allá, ¿dónde?
CHICHO.- Por la avenida... Todo derecho.
CARMELO.- ¿Y?
CHICHO.-Y bueno... Charlando, charlando...
llegamos al Italpark.
CARMELO.- ¿Al Italpark? ¡Pero son como
doscientas cuadras!
CHICHO.- Es que la conversación venía
interesante. ¡Pero no caminamos todo el tiempo! Quiso tomar un colectivo...
después otro... Y cuando vio el Italpark... "Chicho -me dijo-, quiero dar
una vuelta en la montaña rusa."
CARMELO.- ¿La montaña rusa? ¿Y qué sabe la
Nona de...?
MARÍA.- Se pudo haber muerto de un susto.
CHICHO.- ¡No, María...! Le hice dar tres
vueltas y se divertía.
CARMELO.- Sos un inconsciente, Chicho. (Breve
pausa.) ¿Y después?
CHICHO.- ¡Después se le ocurrí ó comer
pochoclo...! ¡Y ahí fue el error! Le dije: "No se mueva de aquí que le voy
a comprar". Cuando volví... (Llora.) Seguro que se perdió para
siempre.
CARMELO.- (Luego de una pansa.) Va a
haber que avisar a la policía.
CHICHO.-Esperemos unos días.
(Carmelo se pone el saco y sale. Desde la
calle ingresa la Nona con un globo rojo en una mano y una "manzanita"
a medio comer en la otra.)
NONA.- ¡Bonasera!
(Chicho huye. María y Anyula se acercan a
la Nona. Las luces iluminan la cocina vacía. Un instante después ingresa desde
la calle Carmelo, evidentemente alterado.)
CARMELO.- ¡Chicho! (Se dirige a la
habitación de Chicho. Abre la puerta y comprueba que está vacía. Vuelve a la
cocina) ¡Chicho!
(Aparece María desde el interior de la
casa.)
CARMELO.- ¿Dónde está Chicho?
MARÍA.- Salió. ¿No fue a la feria?
CARMELO.- ¿Cuánto hace que salió?
MARÍA.- Recién. Yo creí que iba a la feria.
CARMELO.- Le dije que el pescadero lo
esperaba hasta las diez. Ah, pero me quedo acá a
esperarlo y me lo llevo a patadas a la feria. Conmigo no va a joder.
(Abre el armario, saca la botella de grapa
y una copita, y bebe. Del interior aparece Marta.)
MARTA.- Hola, papá. ¿Qué
haces a esta hora?
(María le hace un gesto y Marta advierte el
estado de ánimo de su padre.)
MARTA.- Bueno, me voy.
MARÍA.- Supongo que hoy no estarás de turno
otra vez.
MARTA.-Y... sí. Pero hasta las dos o tres
de la mañana, nada más. Como anoche.
MARÍA.- ¡Ay, nena! Ese trabajo tuyo cada
vez lo entiendo menos.
MARTA.- ¡Ya te expliqué! Los turnos son
rotativos. Chau.
(Marta sale. Se hace una pausa.)
MARÍA.- ¿Qué quiere decir eso de turnos
rotativos?
CARMELO.- (Que no ha escuchado nada de
¡o que habló.) ¡Conmigo no va a joder! (Mira
la hora.) Encima me estoy perdiendo la mejor hora de venta.
MARÍA.- Todas las noches hasta las tres,
cuatro de la mañana... Yo no sé…
(En ese momento ingresa Chicho, alegre y
alzando los brazos con un gesto de victoria.)
CHICHO.- ¡Todo arreglado! ¡Todo arreglado!
CARMELO.- ¡Oíme, atorrante...!
CHICHO.- ¿Qué te pasa?
CARMELO.- ¿Cómo qué me pasa? ¿No tenías que
estar a las diez en la feria?
MARÍA.- Cálmate, Carmelo.
CHICHO.- ¿Pero no te digo que está todo
arreglado? Carmelo... ¡Todo arreglado! La solución para todos. Serví una
copita. (Carmelo le sirve y lo mira expectante, al igual que María. Chicho
bebe.)
CHICHO.- (Triunfal.) ¡La casamos!
CARMELO.- ¿A quién?
CHICHO.-A la Nona. ¿A quién va a ser? ¡Cómo
no se nos ocurrió antes!
CARMELO.- ¿Pero vos estás mamado?
CHICHO.- ¿Por qué? Ya tengo el candidato y
todo.
(Ambos lo miran. Pausa.)
CHICHO.- Don Francisco, el del kiosco.
MARÍA.- Es muy joven para ella.
CHICHO.-Tiene como ochenta años.
MARÍA.- El hombre tiene que ser mayor.
CHICHO.- Pero ¿y qué quieren? ¿Que consiga uno
de ciento cuatro?
(Se hace una pausa. Carmelo se sirve y
bebe, mientras piensa en el proyecto.)
CARMELO.- ¿Hablaste con él?
CHICHO.- Por supuesto. Vengo de eso.
CARMELO.- ¿Y?
CHICHO.- Está de acuerdo.
MARÍA.- ¿Se quiere casar con la Nona?
CARMELO.-(A María.) ¡Para! (A
Chicho.) ¿Qué le dijiste?
CHICHO.- Bueno... que precisaba una mujer.
Me dijo que sí, que se sentía solo. Y yo le dije que tenía una candidata. De
la familia.
CARMELO.- La Nona.
CHICHO.- Bueno... prácticamente se lo di a
entender. (Carmelo lo mira significativamente.)
CHICHO.- Carmelo, estas cosas se hablan
así. Esta noche tenemos que concretar.
(Carmelo se queda pensativo.)
CHICHO.- (Tímidamente.) Yo creo que
es la solución ideal.
CARMELO.-No sé... Don Francisco es una
buena persona; tiene plata. Bah, eso se dice. (Bebe un trago.) Está
bien. Habla con él. Pero es tu última oportunidad. Si fallas, a la feria. ¡Y
doble turno!
CHICHO.- Otra ventaja que vamos a tener son
los fasos gratis.
CARMELO.- Eso no me interesa. A mí, con tal
de que le dé de morfar a la Nona me basta.
MARÍA.- Pobre Anyula.
CHICHO.- ¿Qué pasa con Anyula?
MARÍA.-Anyula lo quiso siempre al
Francisco. Y en una época parecía que él...
Bueno...
CARMELO.- Esa es otra historia.
MARÍA.- Digo, nomás. Parece ser que la Nona
se opuso.
CARMELO.- Bueno, hay que ver...
MARÍA.- ¡Eso es cierto! Anyula me lo contó
una vez. Aparte, la Nona hizo siempre lo
posible para que Anyula no se case. Desde chica le corrió los
candidatos.
CARMELO.- Esa historia a nosotros no nos
interesa. Es cuestión del Francisco; él elige, y
elige a la Nona. Esto queda entre nosotros, ¿estamos? Hay que
engancharlo al Francisco.
CHICHO.- Vos déjalo por mi cuenta.
CARMELO.- Pero oíme... ¡Eso sí! Yo quiero
la cosa legal, ¿eh?
CHICHO.- (Ofendido.) No tenés que
decírmelo, Carmelo. Se trata de la Nonita.
CARMELO.- Con libreta y con todo. Y vamos a
hacer una gran fiesta.
CHICHO.- (Lagrimeando.) Se nos casa la
Nona. Se nos casa la Nonita.
(Salen todos. Chicho va hacia el teléfono. Marca.)
DON FRANCISCO: Hola
CHICHO: Don Francisco, le habla Chicho.
¿Cómo está? ¿Estuvo pensando lo que hablamos?
DON FRANCISCO.- Estuve meditándolo y la
verdad es que estoy muy solo, para qué lo voy a negar, ella me gusta mucho… aunque la diferencia de edad…
CHICHO.- Vamos. No se va a fijar en eso. Lo
importante es el compañerismo.
DON FRANCISCO.- Ella es un manjar, pero yo
necesito una mujer de mi edad.
CHICHO.- Bueno... Añitos más, añitos menos,
¿eh? Además, la mujer madura tiene más experiencia... Es mujer y madre. ¡Bue!
Ya está decidido. Habrá que fijar la fecha.
DON FRANCISCO.- Espera... estas cosas hay
que hacerlas bien. Antes quiero hablar con la madre.
CHICHO.- Con la hija, dice usted.
DON FRANCISCO.- Con doña María.
CHICHO.- La nieta.
DON FRANCISCO.-Yo quiero hablar con doña María
y don Carmelo. Lo que importa es lo que dicen los padres. Así se hacía en mi
pueblo.
CHICHO.-Ah... usted dice... Claro. Usted
quiere pedir la mano de Martita.
DON FRANCISCO.- ¡Eh! ¿Y de quién estuvimos
hablando todo este tiempo? ¿De su abuela?
CHICHO.- No, claro, claro... (Hace
tiempo mientras piensa.) Sí, eso de la diferencia de edad es grave. Martita
tiene veinte años... solo quiere divertirse.
DON FRANCISCO.- No se preocupe. Conmigo va
a marchar derecho.
CHICHO.- No don Francisco, usted no va a
poder. Es cierto, necesita una mujer mayor, que lo escuche y sea callada, que
lo atienda y atienda el kiosco.
DON FRANCISCO.- ¿Anyula?, ¿Sabía que ella
me gustaba cuando éramos jóvenes? Pero su madre (Hace cuernos con los dedos.) nos separó.
Es su abuela, lo sé, pero ella nos arruinó.
CHICHO.- (Piensa rápido.) Celos. Ella estaba enamorada de usted… Y todavía lo
está. (Don Francisco lo mira sorprendido.)
Cásese con ella.
DON FRANCISCO.- ¿Con la vieja? ¡Estás loco!
¿Por qué lo voy a hacer?
CHICHO.- Escúcheme… (Simulando tristeza.) La Nona está muy enferma. Los médicos no le
dan más de un mes de vida. Démosle un poco de felicidad en sus últimos días.
DON FRANCISCO.- Por suerte. Es por tragar
tanto veneno. Lo siento de nuevo.
CHICHO.- Por favor, don Francisco.
DON FRANCISCO.- ¡No! ¿Además, qué gano yo
con eso?
CHICHO.- ¿Qué gana? (Hace tiempo mientras piensa.) Venga, acérquese… la herencia.
DON FRANCISCO.- (Se le ilumina el
rostro.) ¿Herencia?
CHICHO.- (Asiente en silencio.) media
Catanzaro es de ella.
DON FRANCISCO.- ¿Media Catanzaro es de la
Nona? Nunca se dijo.
CHICHO.- Ella lo ocultó siempre porque
nunca pudo ir a buscar la plata.
DON FRANCISCO.- ¿Y por qué no fue?
CHICHO.- (Piensa.) Le da miedo
volar. Pero eso no importa. Lo importante es que, si ella muere…
DON FRANCISCO.- Cobran la plata.
CHICHO.- Exacto. Piénselo, don Francisco;
es menos de un mes y después... lo que usted quiera. Con toda esa fortuna, a
Martita la va a tener que echar de la pieza. Bue... (Chicho hace un ademán
de salir.)
CHICHO.- Bueno... Entonces ya está
decidido.
DON FRANCISCO.- Está bien.
CHICHO.- Eso sí, va a tener que ser cuanto
antes. Si ya casi no come.
DON FRANCISCO.- Entonces conviene hacerlo
rápido. Si está tan mal…
CHICHO.- Bien don Francisco. Hace lo
correcto. Créame. Véngase mañana a las once así almorzamos antes.
DON FRANCISCO: A las once estoy por ahí…
TELÓN
Acto
segundo
NONA.- ¿Si manya ya?
(Nadie le contesta. Carmelo abre la
heladera y saca una gran fuente cubierta por una servilleta. La Nona roba un
pan y es sorprendida por Carmelo, que se lo saca de la mano v lo devuelve.)
CARMELO.- ¡Largue, Nona! Ya va a comer el
asado.
NONA.- iMa... de acá a la hora de mayare.
No está fato el fuoco ancora.
CARMELO.- El fuego ya está. Dentro de un
rato comemos.
(Ingresa María trayendo una mantilla y un
par de zapatos.)
CARMELO.- (A María.) Anda
preparándola. (Sale hacia el fondo.)
MARÍA.- Venga. Nona. Tiene que ponerse
linda. (La Nona niega con la cabeza.)
NONA.- Pochoclo.
MARÍA.- No hay pochoclo. ¡Vamos! (La
Nona niega con la cabeza.)
NONA.- Papa frita.
MARÍA.- Tampoco. Ahora vamos a comer.
NONA.- Dulce de leche.
(María suspira con un gesto de cansancio.
Abre la heladera y se fija.)
MARÍA.-No hay dulce de leche. (La mira.)
¿Mayonesa?
NONA.- Mayonesa.
(María saca un frasco de mayonesa y una cuchara,
y se los entrega a la Nona. Luego la
sienta en una silla y le cambia la mantilla y los zapatos, mientras la
Nona devora el frasco de mayonesa.) MARÍA.- Tiene que ponerse linda. Se va a
cambiar de mantilla, ¿eh? Y se va a poner los
zapatos.
NONA.- ¿E mi cumpleaño oyi?
MARÍA.-No, falta todavía. Pero estamos de
fiesta.
NONA.- (Alegre.) ¡Festa, festa!
(Aparece Chicho vestido con lo mejor que
tiene.)
CHICHO.- (Alegremente.) Ah,
Nonita... qué pinta. Parece diez años más joven. (Se da
cuenta de que no es mucho.) ¿Qué? Veinte... treinta. No le dan ni
setenta años.
NONA.- ¡Festa, festa, Chicho!
CHICHO.- Fiesta, sí.
(María sale hacia el interior llevando la
mantilla. Al mismo tiempo aparece
Carmelo.)
CHICHO.- Che, Carmelo, mira la Nonita.
CARMELO.- (Lleva a Chicho a un costado.)
Francisco no fallará, ¿no?
CHICHO.- ¡Corno va a fallar!
CARMELO.- Si a las dos tenemos que estar en
el civil, hay que comer temprano. (Pausa. Mira
a la Nona.) ¿No será mejor decirle algo?
CHICHO.- ¿Te parece?
CARMELO.- Y... digo... A ver si mete la
pata en el civil.
CHICHO.- Está bien, yo me ocupo. Anda a
atender el asado.
(Carmelo sale hacia el fondo.)
NONA.- Carmelo... la moyequita córtala bene
finita.
CHICHO.- (Acaricia a la Nona.) Nonita...
NONA.- Vamo al fondo. Cherca del fuoco. (Se
encamina hacia el fondo.)
CHICHO.-Ahora van a traer la picadita.
(La Nona se detiene. Chicho la sienta y se
ubica frente a ella.)
CHICHO.- Nonita... La de la mirada dulce.
Esos ojos que han visto nacer árboles y morirse
para volver a nacer.
NONA.- ¿Van a traer la picadita?
CHICHO.-Ya va... ya va... ¿Le dijeron quién
va a venir hoy? (La Nona niega con la
cabeza.) El Francisco. ¿Se
acuerda?
NONA.- Ese mascalzone.
CHICHO.- Es un buen muchacho, Nona. Y a
usted la quiere mucho. (La Nona lo mira, falsamente pícaro.) Y me parece
que a usted le gusta también.
NONA.- La picadita, Chicho.
CHICHO.- Le decía, Nona... usted tendría
que pensar en el futuro... asegurarse un porvenir. Algún día podemos faltarle
y... (Mira a la Nona esperando una
reacción.)
NONA.- (Algo enojada.) ¿Y la
picadita?
CHICHO.- ¡La puta que lo parió con la
picadita! (Le da un pan mientras le acaricia la cabeza
para calmarla.) Vaya masticando.
(Se hace una pausa. La Nona mastica, Chicho
sigue acariciándola mientras piensa.)
CHICHO.- Pero este Francisco es un gran
muchacho, ¿eh? (Mira a la Nona y espera.) Es italiano. Y está muy
bien. Tiene un kiosco cerca de la estación. Si lo viera... Lleno de
chocolates...
(Los ojos de la Nona se iluminan.)
NONA.- ¿Chocolata?
CHICHO.-Uf. Tiene una pieza llena. Del
blanco, del esponjoso... rellenos de dulce de leche... caramelos de naranja...
pastillas de menta... maní con chocolate...
NONA.- ¿Va a venir el Franchesco?
CHICHO.- Debe estar por llegar. Va a comer
un asadito con nosotros... Después vamos a ir todos a ver a un señor a una
oficina y... (Cauteloso.) Esta noche se la lleva al kiosco. Usted se va
con él.
NONA.- ¿Me va a daré la chocolata?
CHICHO.- Lo que usted pida.
(Suena el timbre, Carmelo se acerca a la
puerta, ingresa don Francisco, vestido de traje azul y con un ramo de flores en
una mano y una caja de bombones en la otra. Del interior aparece Marta.)
CARMELO.-Adelante, don Francisco.
DON FRANCISCO.- ¿Cómo le va, Carmelo? (Lo
saluda.) Hola, Chicho. (Mira a ambos lados.) ¿Y Martita? (En ese
momento la ve aparecer.) Martita...
MARTA.- ¿Cómo está, don Francisco? (Le
da la mano.)
DON FRANCISCO.- Supongo que ahora que voy a
ser tu... (Mira a los demás.)
CARMELO.- Bisabuelo.
DON FRANCISCO.- Bueno... bisabuelo. Te
puedo dar un besito, ¿no?
(La besa algo cargosamente. Chicho lo toma
del brazo y lo separa de Marta.)
CHICHO.- Bueno, don Francisco. Ahora tiene
que saludar a la... novia.
DON FRANCISCO.- Sí... sí, por supuesto.
(Don Francisco, rodeado por lo demás, se va
acercando a la Nona, que permaneció ajena a la escena y sigue masticando.
Francisco se planta frente a ella y le hace una reverencia.)
CARMELO.- ¿Vio quién vino, Nona?
NONA.- El Franchesco.
(Don Francisco le tiende el ramo de rosas.)
NONA.- (Enojada.) ¿Cosa e? ¿Y la
chocalata?
(Chicho, rápidamente, toma el ramo de rosas
de la mano de Don Francisco, le saca la caja de bombones y la coloca sobre el
regazo de la Nona.)
CHICHO.-Aquí tiene. Nona. (A Francisco.)
Las rosas le traen malos recuerdos. Siéntese, don Francisco. (Lo sienta
al lado de la Nona, que come los bombones.)
CARMELO.- Permiso, don Francisco. Voy a
atender el asado. Trae pan para los chorizos, María. Vos, Chicho, servile un
poco de vino a don Francisco. (Carmelo y María salen
hacia el fondo.)
DON FRANCISCO.- (Señala una silla junto
a él.) Vení acá, Martita. A mi lado.
MARTA.-Tengo que terminar de arreglarme.
(Marta sale hacia el interior. Chicho le
tiende un vaso de vino a Don Francisco. Se queda un instante mirando a Don
Francisco y a la Nona.)
CHICHO.-Y bue... Díganse sus cosas.
(Chicho da unos pasos hacia el interior.
Don Francisco se levanta y se le acerca.)
DON FRANCISCO.- No sé qué decirle.
CHICHO.- Háblele de sus cosas. Del kiosco,
por ejemplo. De las cosas que tienen en el
kiosco. Eso le va a interesar mucho. (Lo palmea.) Háblele de su mundo, don
Francisco.
DON FRANCISCO.- Y de Catanzaro, ¿no podemos
hablar?
CHICHO.- ¡Ni se lo nombre! Va a pensar que
se casa por interés, ¿me entiende? Ella no sabe
que usted sabe. Una vez que se casen... (Ahora levanta la voz.) Bue... Ustedes tienen
mucho que hablar.
(Chicho sale hacia el fondo. Don Francisco
se queda un instante mirando a la Nona, que mastica, con la mirada fija en el
suelo. Toma el vaso de vino y finalmente se sienta junto a ella. Se hace una
larga pausa, durante la cual Don Francisco piensa cómo iniciar la
conversación.)
DON FRANCISCO.- ¿Están ricos los bombones? (La
Nona asiente.) Son de mi negocio.
NONA.- ¿Traquiste má?
DON FRANCISCO.-No... Pero mi negocio está
lleno.
NONA.- ¿Me va a llevar cuesta sera?
DON FRANCISCO.- Sí... sí... claro. (Tímidamente,
le pasa el brazo a la Nona por el hombro.)
NONA.- ¿E qué me vas a dar?
DON FRANCISCO.- (Más confundido.) Lo
que usted me pida.
NONA.- ¡ Chocolata!
DON FRANCISCO.- Ah, sí... sí...
(Se hace una larga pausa, durante la cual
Don Francisco queda con el brazo sobre el hombro de la Nona, y esta sigue
masticando. Finalmente, Don Francisco mira hacia ambos lados para comprobar si
están solos.)
DON FRANCISCO.- (Repentinamente.) Catanzaro. (La Nona gira la cabeza y lo mira, sin dejar de
masticar. Don Francisco la mira a ella esperando la reacción.) ¿Se acuerda de Catanzaro?
(La Nona dice que sí con la cabeza.)
DON FRANCISCO.- (En voz baja.) ¿Y
qué tiene en Catanzaro?
(La Nona lo mira y mastica.)
DON FRANCISCO.- ¿De qué se acuerda?
NONA.-Catanzaro... Buon vino.
DON FRANCISCO.-- Vino. ¿Tiene viñedos?
NONA.- La pasta.
DON FRANCISCO.- Fábrica de pasta.
NONA.- (Niega con la cabeza.) Marisco.
DON FRANCISCO.- Astilleros... Pezcan...
Tienen barcos pesqueros...
NONA.- Se pezcan e se manya. (Ríe.)
DON FRANCISCO.- (Aprieta
con alegría a la Nona.) Nonita.
(En ese momento ingresa Chicho trayendo una
fuente con choripanes.)
CHICHO.- ¡Bueno, bueno! Perdón si
interrumpo, pero los chorizos ya están.
(La Nona se mete rápidamente en el bolsillo
los bombones que aún quedan en la caja. Toma un choripan y se pone a comer.
Carmelo y María ingresan detrás. Don Francisco abraza a Chicho.)
DON FRANCISCO.- Chicho querido… (Ríe y
besa a Chicho.) ¡Chicho querido! La fábrica de pasta es para vos.
CHICHO.- (Desconcertado.) ¿No será
mejor que pare de chupar, don Francisco? Mire que a las
dos tenemos que estar en el civil.
(Don Francisco observa a la Nona, que toma
otro choripan y deja de reír.)
DON FRANCISCO.- Escuche... La salud de la
Nona... Usted me dijo que está muy mal.
CHICHO.-Anoche casi se nos queda. Tuvimos
que hacerle respiración boca a boca.
DON FRANCISCO.- (Mira a la Nona, que
come vorazmente.) Ma... come bien.
CHICHO.- La mejoría de la muerte.
DON FRANCISCO.- A ver si se nos queda
ahora.
CHICHO.-No... hasta esta noche aguanta
seguro, pero ya... (Hace un gesto fatídico.)
NONA.- ¡Chimichurri!
CHICHO.- (Para distraer a Francisco toma
la bandeja.) Meta otro choripan, don Francisco.
(Carmelo, María y Anyula han llegado desde el
fondo trayendo diversas cosas y rodean la mesa.)
CHICHO.- Un brindis. ¿A ver?
(Todos levantan los vasos, menos la Nona,
que sigue comiendo ajena a todo, y Anyula, que se aparta con un gesto de
tristeza.)
CHICHO.- ¡Por los novios!
(Todos dicen "por los novios".
Anyula se toma la cara y sale llorando hacia el interior. Don Francisco la mira
irse.)
CHICHO.- (A Francisco.) Déjela...
Ahora se mete en la pieza y empieza a chupar... ¡Un desastre!
DON FRANCISCO.- ¡Qué barbaridad!
CHICHO.- Bueno, bueno... (Levanta la
copa.) ¡Otro brindis!
MARÍA.-A ver el novio...
DON FRANCISCO.- (Levanta su copa.) ¡Por
Catanzaro!
(Nadie, salvo Chicho, entiende mucho, pero
todos levantan el vaso.)
CARMELO.- Brinde, Nona. (La Nona mira a Carmelo y mastica.) Brinde, don Francisco.
(Don Francisco queda con el vaso extendido.
Se hace una pausa. Don Francisco mira a
Chicho reclamando una explicación.)
CHICHO.-Y... es un día muy especial para
ella.
MARÍA.- (Toma el vaso de la Nona y se lo
entrega.) ¡Vamos, Nona!
(La Nona toma el vaso y lo levanta. Todos
aplauden y dicen "muy bien". Cuando las
voces se callan, se escucha a la Nona.)
NONA.- ¡Feliche año nuovo!
(Apagón
rápido.)
Acto tercero
Francisco trae a empujones a la Nonna.
Francisco: Se las devuelvo!!!!! Esta mujer
es un agujero negro del universo, todo lo que pasa cerca lo deglute… Ya se
tragó toda la mercadería del negocio… hasta los cigarrillos se comió: los picó,
les puso pesto, y ¡adentro…!
Carmelo: Pero, Don Francisco, espere, espere…
NONA.- U pane.
(María le alcanza pan.)
NONA.- Formayo.
(Anyula le sirve queso. Golpea el borde del
vaso, indicando que quiere vino. Marta le sirve.)
NONA.- Escabeche.
(Saca un frasco del armario y lo coloca en
la mesa, María coloca un plato frente a Carmelo.)
CARMELO: ¿Y?
CHICHO.- Nada… Y mira que anduve, ¿eh?
CARMELO.- ¿A qué hora saliste?
CHICHO.- Temprano.
MARÍA.-A las siete de la tarde.
CARMELO.- ¿A las siete?
CHICHO.- Es la mejor hora... La de más
concentración.
CARMELO.-Todavía no son las nueve. Menos de
dos horas.
CHICHO.- Y bueno... Es el primer día.
CARMELO.- ¿Y qué saliste a vender?
CHICHO.- (Luego de una pausa, solemne.) Biblias.
CARMELO.- ¿Cómo biblias?
CHICHO.- Biblias... (Carmelo lo mira.)
CHICHO.- ¿Y qué queres? Me dio biblias. Dos
horas pateando y... nada. Me recorrí todos los bares de la avenida.
ANYULA.- Es que está lleno de ateos.
CHICHO.- ¡Eso, tía! ¡Ateos! (A Carmelo.)
Si hasta me paré un rato en la puerta de la
iglesia... Nadie, ¿me queres creer? Y a las ocho y media de la noche.
Buena hora.
CARMELO.- (Conteniéndose.) Mañana
vas a salir a las siete de la mañana.
CHICHO.- Mañana no. Ahora hasta el
miércoles que viene...
CARMELO.- ¿Cómo hasta el miércoles que
viene?
CHICHO.- Y, es así. Una vez por semana. Por
contrato.
(Carmelo, irritado, se levanta y se dirige
a su habitación.)
CHICHO.- ¿Qué le pasa a este?
MARÍA.- Tuvo que vender el puesto. Eso
pasa. ¿Le parece poco?
CHICHO.- ¿Vendió el puesto?
MARÍA.- Toda una vida de trabajo.
MARÏA.- ¡Es increíble! Un hombre como él...
¡Mírelo cómo está! ¡Destruido!
CHICHO.- Pero ¿y yo qué tengo que ver...?
MARÍA.- ¡Sí que tiene que ver! Si usted
hubiera trabajado, no estaría como está.
CHICHO.-Y bueno... Hoy empecé.
MARÍA (suelta una carcajada)
(La Nona golpea el vaso. Chicho le sirve
vino.)
CHICHO.- Pero ahora resulta que yo soy el
culpable de todo... Yo no pido nada. ¿Cuándo te pedí algo, Carmelo? Yo solo
tengo mi música.
MARÍA.- ¡Su música! ¡Qué música! Nunca
compuso nada. Usted es un fracasado, eso es lo que es. ¡Un fracasado!
CHICHO.- (Dolorido.) Eso no,
María... Un fracasado, no.
(Chicho se pone a llorar y corre a su
cuarto. Carmelo hace un gesto de rabia, se pone de pie y se encamina hacia la
salida.)
TELÓN
Acto cuarto:
Aparecen sentados en dos cajones de
manzanas, tomando algo.
MARÍA: Ojo, que está caliente el mate
cocido. Azúcar no hay, lo lamento…
CARMELO.- Lo único que nos queda es
hipotecar la casa. Yo ya empecé los trámites. Pero igual... de aquí a que nos
den la plata...
MARTA.- Papá... Yo quería decirte algo...
Me ofrecieron otro trabajo. Más lindo que el de la farmacia y donde puedo ganar
mejor...
(Todos la miran.)
MARTA.- Bueno, lo único es que no sé cómo
lo tomarán… Es de artista, modelo... algo así. Es en un pub, ¿no? Y yo tengo
que ir ahí y charlar con la gente... Es de noche, pero si a ustedes les
parece...
(Se hace una pausa. Carmelo, María y Chicho
cruzan miradas significativas. Chicho hace un gesto afirmativo a Carmelo.)
CARMELO.- Está bien, nena. Si te pagan
mejor...
MARÍA.- Al final, en esa farmacia siempre
de turno.
MARTA.- ¡Buenísimo! (Marta besa a la madre y al padre.)
CARMELO.- La Martita es de fierro. No quiso
estudiar, pero...
ANYULA.-Y qué suerte que le paguen por
conversar, ¿no?
TELÓN
Acto quinto:
La Nonna sentada en un único cajón de manzanas.
NONA: Eh, Cuesti hanno vendido tutto. ¿Quiereno redecorare? Ma, a mí no me
importa… Mentre haya di manyare…
¡Qué fame! (Se toca el bolsillo, saca un pan y lo besa y lo alza hacia el
cielo) Qui guarda, siempre tiene… ¡Amore mío!... (comienza a masticarlo… música
y se cierra el telón.)
TELÓN
Fin.