Pensar que eras
destino de otras pieles,
el blanco de otras manos,
se ha quedado pequeño
para justificar mi desgarro.
Nada habrá que más duela
que saberte embarcado
hacia otras estrellas,
de tiempos extraños.
Un viaje lejano, un desintegrarte
y armarte, de nuevo,
en otros relatos.
Con dioses distintos,
con cuerpos extraños.
¿Dónde estará el agujero negro
por el que vas pasando?
¿Adónde irá este poema
que no tiene otro argumento
que andar a tu zaga, buscando?